Periódico El Derecho

Los antes señalados principios deben propiciar a la red de instituciones y organizaciones todas de la cultura comunitaria el aumento de acciones, proyectos e iniciativas comunitarias con gran valor y reconocimiento en la región. La participación de grupos y gestores de proyectos en dichos espacios, deben contribuir al intercambio de conocimientos, saberes y modos de gestionar la cultura en la actualidad.

Uno de esos espacios debe ser la convocatoria de congresos de culturas vivas comunitarias, coordinados y gestionados por gobiernos y actores comunitarios, con el fin que se conviertan en plataforma de intercambio, aprendizaje y relaciones para lograr ampliar la red de instituciones y organizaciones que tienen como premisa común, la promoción de las culturas vivas que se producen, viven y conviven en las comunidades.

Interesa, además de ser pertinente, apoyarse mucho y más en la participación de países en aras de cooperarse entre sus culturas vivas, con el fin de desarrollar trabajos culturales comunitarios a partir de la identificación de puntos de cultura de iniciativa comunitaria, que bien puedan extenderse a otros países y caminar hacia la legitimación de las culturas vivas, en lo que igual importan en el desarrollando de este trabajo, la implementación de la política cultural en las instituciones referidas para tal efecto.

El dilema del resto de los países es lograr el reconocimiento de esta ley por los estados y gobiernos, realidad que para nosotros no constituye problema, sino una fortaleza la unidad entre institucionalidad y sociedad. Por otra parte, valorando la fortaleza que nos aporta la implementación de este programa, se basa en la utilización de los términos Puntos de Cultura y trabajo en Red, además de lograr mayor identificación de todas las experiencias de la comunidad que pueden constituir puntos de cultura y que pueden ser articulados a través del trabajo en Red. Otro aporte de este programa es que puede propiciar la participación de nuestro país en los diversos espacios que genera, donde pudiéramos lograr mayor visualización de nuestro trabajo en la región y mayor vínculo con los actores del trabajo comunitario en otros países.

Si bien es cierto que en nuestro país existe una vasta experiencia de buenas prácticas en el trabajo cultural en la comunidad, las nuevas miradas regionales sobre este tema contribuyen a tener una perspectiva holística de estos fenómenos que revaloriza la cultura como elemento mediador de las diversidades socioculturales de cada Estado.

Es proceso este que debe condicionarse e intencionarse para que el desarrollo de estas prácticas a partir de la creación del programa de formación de instructores de arte, así como la existencia de una política cultural inclusiva y una red de instituciones en todo el país, lo que constituyen fortalezas indispensables para el desarrollo de la cultura nacional en todos sus rincones en su más amplia concepción. /IVA

TEMAS ENLAZADOS: DESARROLLO, CULTURA, COMUNIDAD (II)DESARROLLO, CULTURA, COMUNIDAD (I)

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