Blaicer Moreno Córdoba

Por: Blaicer Moreno Córdoba*

Lo mejor y superior siempre será hacer lo mejor y superior o al menos intentarlo, ello fue lo propuesto en campaña y ello es lo qué haciéndose en esta nueva administración, como a todos consta; de ahí la importancia de concitar voluntades, convocar a la gente para que participe activamente, provocar emociones, nunca generar confusiones, conducirnos por rumbos ciertos y desechar dimes y diretes que en nada aportan, menos construyen y a nada positivo conducen. No podemos en ruta a la estructuración de beneficios colectivos, atenernos a caprichosos y falsos deseos, como tampoco a alegatos e imágenes que más pronto que después pueden hacer perder de vista lo que en realidad y verdad se quiere consolidar en provecho de toda la ciudadanía y comunidad en general. Es partir de lo básico para encumbrarnos en altitudes de integrales progresos.

Necesitamos un municipio de Puerto Gaitán, poderoso, potente, pujante, impulsado, constituido sobre bases sólidas y encaminado a la resolución de los más de los problemas mayores y menores que tenemos, así como los pocos o muchos que puedan surgir. Tenemos la obligación de colaborar todos en combatir a fondo las tragedias de la pobreza, la inequidad y desigualdad, tópicos que permean en materia grave todos los demás, ya sea justicia, violencia o carencias de infraestructura, penetre en los meandros de la cultura o matice la educación, apuntando a escuelas de ínfima calidad, como también factor que impida o retarde el crecimiento y desvíe el desarrollo a métricas indeseables. Inequidad, desigualdad y pobreza aparecen siempre en el meollo y el horizonte de los grandes problemas, aparición que requiere, necesita, clama solicita, reclama, pide y exige que tan escabrosos temas, sean abordados con la profundidad y la entereza social y política que merecen, en la afirmación que un municipio tan real y verdaderamente rico como el nuestro no puede permitirse bajos índice de desarrollo, crecimiento, bienestar, productividad, competitividad y prosperidad, Nuestra misión es ser grandes y nunca dejar de serlo.

Inequidad, pobreza y desigualdad son fenómenos complejos de múltiples dimensiones que no se pueden apreciar con la debida precisión y, menos aún, otear sus alcances y consecuencias, si no se empareja con aquello que hace factible su tratamiento; vele decir, el financiamiento que requiere para dar certezas y asentarlo en un efectivo programa de gobierno; uno que llene, cumpla y toque, el mandato de incidir de frente y de lleno, en este estigma social: inequidad, pobreza y desigualdad.

La desproporción inhumana en los niveles de riqueza, es claro que resaltan y ofenden la conciencia social. Una de las métricas más usadas para ubicar la desigualdad apunta al desproporcionado reparto de los ingresos entre el capital y el trabajo. Y, para certificar el fenómeno y darle perspectiva y contundencia, se puede recurrir a la misma historia. Ella permite apuntar la prevalencia de este arraigado problema como una realidad que, siempre, ofende la dignidad colectiva. Transformar inequidad, pobreza y desigualdad es urgente tarea en la que esta nueva administración se encuentre empañada en darle salida, independientemente del macizo núcleo de intereses que sea necesario afectar. Las complejas ramificaciones que su acometida alientan elevan la temperatura de las relaciones sensibles. Ya sean éstas de naturaleza política, o sean movimientos sociales, indispensables para conseguir los apoyos y la comprensión popular. Es decir, completar el cuadro de lo que el Estado requiere para iniciar la pospuesta tarea de finiquitar o minimizar tan ilegítima llaga social.

Por tales razones es el empeño de atender con atingencia y recursos de variada clase, los muchos tópicos del desarrollo, en lo que es y será indispensable para incidir en dichos problemas, atacar la marginalidad y asegurar el balance de ingresos y riqueza. No se puede de otra manera porque ellos implican reducir el poder usado, eficazmente, para no contribuir con lo que la justicia demanda. La muy rala aportación de los sólidos grupos acumuladores de riqueza exige, no sólo voluntad, sino una dura, indeclinable y delicada negociación para el convencimiento. Pero no se puede aceptar la posposición del desnivel de ingresos entre grupos, individuos y regiones que ahora nos distinguen. Interesa llegar a un momento más seguro para emprender las mejoras que necesarias sean camino a superarnos como debe y tiene que ser, en todos los sentidos, áreas, sectores y niveles, a efecto de no potenciarnos de la mano de todos, especialmente de los menos favorecidos por la fortuna. amerlyng@gmail.com

*Administrador de Empresas. Especializado en Proyectos de Desarrollo. Asesor y Consultor Político y Empresa. Columnista

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Un comentario en «HACER POSIBLE LO NECESARIO»

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