Economista Omar Escobar

Por: Ec. Omar Escobar

En el departamento de Nariño, desde su creación como departamento, ha venido predominando un sistema de producción caracterizado como agricultura familiar o campesina, caracterizado por el uso intensivo de la mano de obra familiar no remunerada, pues generalmente la familia participa en algunas fases intermedias de los cultivos y dicho trabajo no hace parte de los costos de producción de ellos. Este tipo de agricultura, tampoco genera las utilidades suficientes al patrono ni tampoco, ingresos suficientes para sostener la familia del jornalero, por lo cual, los miembros familiares se ven obligados a vender su fuerza de trabajo en otras fincas, y en su caso extremo, abandonan el campo para migrar a la ciudad, de manera temporal o permanente.

Identificar algunas causas, en el marco de este tipo de economía, puede contribuir a erradicar las mismas, así sean de tipo estructural, como es el caso del crecimiento constante del minifundio, muy asociado a la lenta renovación de instrumentos y equipos de trabajo, el escaso capital financiero y crediticio. Así mismo la baja formación técnica y profesional del campesino se refleja en la escasa visión del desarrollo, el limitado aprovechamiento de la tierra, la dependencia del monocultivo, el manejo inadecuado de prácticas agrícolas y la ausencia de técnicas que permitan explotaciones agropecuarias más rentables para contrarrestar la degradación del suelo. Además, se debe sumar, los factores externos como el alto costo de insumos, las políticas aperturistas y la ausencia de representantes del agro en los espacios de política pública sectorial.

Así las cosas, la desarticulación entre el sistema educativo, la política agropecuaria, la ciencia y la empresa es muy evidente y sus resultados se aprecian en una baja competitividad agropecuaria y de la economía en general; el índice de competitividad para 2021 fue del 4.72, ocupando el puesto 19 entre 33 departamentos. Según DANE, la participación del departamento de Nariño en el PIB Nacional fue del 1.58% en 2021. Así mismo la pobreza rural asociada a la variable ingreso, muestra que cerca del 8.6% de la población rural nariñense no recibe ingresos suficientes para una canasta de satisfactores mínimos, puntuando por debajo de la línea de pobreza y el 1.7% de la población pobre rural se ubica en la categoría de indigente, esto es, en pobreza extrema». (Dane, 2021).

La pobreza rural se manifiesta principalmente en la falta de acceso a servicios de salud, educación, seguridad social, servicios públicos deficientes y bajos ingresos. Es lamentable que las condiciones estructurales de la pobreza siguen persistiendo en pleno siglo XXI, haciendo que las condiciones de vida no sean las más favorables para los campesinos de bajos recursos y asentados en el minifundio. No pasa lo mismo, con los “nuevos ricos” que, por casos fortuitos, de alza de precios o enriquecimiento ilícito, contribuyen al desequilibrio de los ingresos y del capital.

Campesiinos departamento de Nariño
Campesinos departamento de Nariño

Como respuesta, urge políticas públicas que detengan la micro parcelación y aceleren la tecnificación como la formación de capital humano articulado con el avance de la ciencia y la tecnología, con profesionales capaces de liderar desarrollo desde la cátedra, desde la parcela y desde las instituciones públicas. Como comunidad, formulando y ejecutando proyectos de inversión desde el mejoramiento de las prácticas agropecuarias hasta la transformación de las materias primas a través de la creación de empresas agroindustriales bajo cadenas priorizadas y clúster competitivos. Los pactos entre instituciones y comunidad son las estrategias que requiere el desarrollo social y económico.

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