JOSÉ MANUEL HERRERA VILLA

Por: José Manuel Herrera Villa*

Es evidente que la tierra en su inmensidad tiene recursos más que suficientes para satisfacer las necesidades de todos, quienes la habitamos, pero no definitivamente la codicia de algunos que hace que la realidad nos muestre la cara de las verdaderas consecuencias que tiene para la humanidad y el mundo la conducta ávara, descarada, descarnada y especulativa con la que unos pocos se impone valiéndose de una y mil argucias en función de sus intereses, mismos que determinan en negativo la calidad de vida y el porvenir de toda la humanidad

Cabe destacar que cada día más los medios de difusión comunican sobre lo preocupante que resultan las variaciones atmosféricas que desnudan las graves amenazas que implica el cambio climático, generando incendios imposibles de controlar, inundaciones cada vez más frecuentes y terribles y demás otros desfaces naturales que traducen ingentes pérdidas económicas y son además circunstancias causantes de desplazamientos forzados por dichos acontecimientos y un mayor número de víctimas mortales. Calentamiento global y cambio climático tienen causas relacionadas con los malos comportamientos humanos y la contaminación que provocan, cuyos resultados peores son múltiples y causan desastrosas como importantes y continuas pérdidas de biodiversidad, que de seguir así apuntando estaríamos a la extinción de la especie humana, correspondiéndonos hacerlo todo para cambiar el rumbo equivocado de la humanidad, en lo que ayudará la concienciarnos sobre todo lo cual y sus graves consecuencias.

Se trata de frenar a como dé lugar la amenaza a nuestra supervivencia, regular el sistema agroalimentario que produce más del 50% necesario para alimentar a la humanidad tiene a más de 800 mil millones de personas que pasan hambre y por cuya causa muchas de ellas mueren; siendo además un sistema responsable de más del 30% de los gases de efecto invernadero y de más del 90% de la pérdida de biodiversidad.

Tenemos un sistema económico que aumenta inequidades y desigualdades, confunde desarrollo social y humano con crecimiento económico, esquilma y privatiza los recursos naturales, rompe los equilibrios ecológicos y ciclos naturales del planeta provocando el desorden climático. Fallamos como sociedad al confundir bienestar con consumismo a costa de degradar la naturaleza y condenar a las generaciones por venir, que no es la culpable de la creciente desvinculación del ser humano con su entorno, respecto que olvidamos quiénes somos, de qué dependemos y dónde vivimos.

Pareciera ser total el desprecio por la madre naturaleza, que nos permite existir proveyéndonos de todo lo necesario; pero que igualmente la tierra está compuesta por recursos limitados y perecederos con una interdependencia cada vez más grande entre todos sus habitantes, lo que hace indispensable hacer compatibles el bienestar de nuestra especie, la salud del planeta y toda la vida que sustenta.

Imperativo es por tanto, reflexionar sobre dónde estamos y a dónde queremos ir. No sirve correr sin saber en qué dirección estamos corriendo; debiéndose marcar un derrotero que nos guíe porque para no permitir que la tierra sea un barco a la deriva; orientación la dicha que debe ser definida por los valores, la ética, la conciencia, la política y la humanidad. Antes de correr sin rumbo ni saber qué destino y qué clase de futuro queremos tener, debería imponerse un análisis profundo de las alternativas posibles, probables y sus consecuencias todas.

*Profesional en Administración y Finanzas. Especializado en Auditoría Integral. Formulación, Evaluación y Gerencia de Proyectos de Desarrollo

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