Por: Michael Johanny Meek Neira*
En los artículos que he presentado al periódico El Derecho, la referencia a los Derechos Humanos se perfila con carga política desde el rótulo de los mismos, pero cómo un llamado al legislador colombiano, a los representantes de una nación como lo fueron quienes, al furor de las revoluciones contra la tiranía del soberano, se dieron a proteger al derecho de ser humano a través de pactos fundados en su respeto y reconocimiento. Ahora, para explicar, atender y proponer cómo enfrentar la policrisis, fruto de la convergencia de las distintas crisis que padece la humanidad en distintos ámbitos del desarrollo humano, puede comenzar por considerar algunos de sus ingredientes comunes, tales como la pobreza, educación y la “ciber” pandemia.
Actualmente, los derechos humanos en el ordenamiento jurídico colombiano, se reconocen desde la Carta del 91, por supuesto, su desarrollo es anterior y reciente en la historia de la humanidad, pues pasaron más de 1948 años, para acordar soluciones y reconocerlos en la sociedad de aquel entonces, distinta a la aldea global de hoy, donde la persona, ahora el ser humano con existencia y potencialidad infinita a través de los ordenadores, de cualquier edad, género, nacionalidad, color, necesidades o costumbres, se convierte en usuario de sistemas que padecen de “cibercriminalidad”, el maltrato a los derechos humanos y policrisis.
Por ejemplo, no los usuarios que se conectan a una computadora infectada con algún virus o puerta trasera, si los seres humanos que nacen libres e iguales, tienen los mismos Derechos, como la libertad de circulación, expresión, seguridad, intimidad, a no ser discriminado, al debido proceso, al buen nombre, a la propiedad, a la libre asociación y reunión; al desarrollo libre de su personalidad, al cumplimiento de sus deberes en Estados donde se garanticen y reconocen algunos o más de los recién enunciados.
Seres humanos llenos de necesidades en capacidad de usar la información para satisfacerlas, encuentran su fuente infinita al convertirse en usuarios de la triada informática, compuesta por el usuario, hardware y software. Donde los usuarios de todo el mundo y de todas las edades e importancia para el desarrollo social, claman salir de la policrisis, proceso naturalmente distinto de llevar computadoras al Congreso de la República o las zonas rurales, sino de alguna manera señalizar las super autopistas de información para todos, con especial consideración de los más pobres a quienes el servicio de internet, en el futuro pudiera llegar no solamente a educar y a través de las redes de alta tensión, sino en posibilidad de facilitarles el desarrollo de alguna actividad productiva online.
Nunca en la historia de la humanidad todos sus problemas se podían apreciar en una misma pantalla, al alcance de las manos de cualquier individuo, en capacidad de interactuar con ellos. Es momento para alzar voz de protesta y reconocer en un producto Made in USA, a computadoras donde las jerarquías de sus usuarios, en general, dependen de sus capacidades, lejos del reconocimiento y protección por parte de los Estados. Por ejemplo, una conexión al servicio de internet a través de una computadora actualizada, es al usuario, como Rusia al inmigrante, esto es, si va trabajar y luchar por salir adelante, es posible que lo consiga pues, tiene todas las facilidades para hacerlo. Entonces, la flexibilidad requerida para enfrentar la policrisis, consiste en retirar los computadores como uno de sus factores convergentes, por lo menos, llevar a sus usuarios para que consigan sustento para sí mismos y sus familias, mientras las fuentes de energías limpias y el trabajo en resiliencia florece.
Es más fácil enseñar a miles a pescar a través de computadoras que llevarlos al lago con todo y cañas.
*Michael Johanny Meek Neira. Abogado. Magíster en Derecho, Línea de Investigación en Derecho Procesal Penal. Tratadista de Derecho. Columnista. Docente Universitario. Conferencista Nacional e Internacional.
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