Silvano Calvo Calvo

Por: Silvano Calvo Calvo*

Necesitados estamos en manera importante de ir tras la consolidación de una política de principios, coherente, sabia, concisa, aperturista; más, por cuanto el país en su situación actual demanda con urgencia el establecimiento definitivo de un verdadero orden constitucional; ya que arrastramos de tiempo atrás una letal desarmonización como resultado de la grave combinación concentración de poder/debilitamiento institucional. La absorción de atribuciones en el Ejecutivo que nos ha tocado padecer no se justifica con nuestra tradición civilista, sobre todo cuando aún nos encontramos, quiérase o no, en el largo proceso de afianzar los soportes del Estado y afirmarnos en estabilidad, libertad, equidad y orden, entre otras generales y particulares consideraciones.

Interesa que nos demos un verdadero orden jurídico nacional. Estructurar e ir tras una situación diferente, consistente en no avasallar las bases de una convivencia social, ni en despreciar nuestra ley fundamental, que muchas veces han utilizado y convertido solamente en el destino favorito del discurso político, lo que es por sí mismo una aberración. Nos hemos olvidado que la administración de justicia, complemento y culminación de la seguridad nacional, no pueden existir por separado, ya que constituyen las funciones primigenias de la sociedad organizada desde sus orígenes, en lo que importan, de cara a su fortalecimiento, de buenos estudios del derecho para conocer, sobre este especial particular, sólidos diagnósticos y propuestas.

Se impone una profunda reforma a la justicia, dotarla de una férrea tesis central, hacer que cuando algunos de sus órganos no funcionen, además de corregirlos, se opte por hacer leyes y crear eficaces mecanismos para supervisarlos, a efecto que tanto el organismo vigilado como el vigilante, no sean más disfuncionales.

Jamás vamos a avanzar si no descentralizamos las tareas gubernamentales, lo cual no será posible si no se les concede competencia y capacidad a las entidades correspondientes, especialmente cuando en algunas materias. Se trata de romper todo círculo vicioso para no seguir inmersos en ambigüedades que contrarían a un buen Estado de derecho. Nuestra cultura legaloide es una falla, en verdad protuberante que todos coinciden en señalar como desventaja. De otra parte, los juicios orales han fracasado en su implementación y el Consejo Superior de la Judicatura exige una revisión. La designación de integrantes del Poder Judicial se ha banderizado. Sin duda, la reconstitución del Poder Judicial es una grande asignatura pendiente.

Tenemos que entender y por demás comprender que el fortalecimiento institucional consiste fundamentalmente en la mejora de la eficiencia y la eficacia, principalmente a nivel organizacional. El término a veces se usa indistintamente con otros términos como desarrollo organizacional, desarrollo institucional y financiamiento. Es un equilibrio eficiente entre la administración de recursos, los acuerdos organizacionales, el desarrollo de capacidades, y el contexto con el cual deben establecerse relaciones, a efecto de cumplir sus objetivos y metas; conseguir financiamiento; mediar políticamente e incidir en un cambio efectivo en la sociedad; por ello su importancia radica en la relación directa que existe entre la madurez institucional de una organización con su capacidad de transformar la realidad donde opera.


*Silvano Calvo Calvo. silvanocalvo@hotmail.com Abogado. Especializado en Derecho Administrativo

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