JOSÉ MANUEL HERRERA VILLA

Por: José Manuel Herrera Villa*

Una idea que alguien genera es un regalo que está entregando, y todo regalo debe ser bienvenido, agradecido y reconocido para que el proceso no se trunque. No se trata de dinero ni de premios, simplemente de destacar a quienes hacen la diferencia con su aporte ya que toda idea, por más simple que parezca, implicó que alguien tuvo que hacer un esfuerzo para identificar un problema u oportunidad y, eventualmente, vencer el temor de exponerla a las críticas. Desechar una idea es matar el proceso que alguien hizo, la iniciativa de la persona, impactar en sus emociones y compromiso y, como consecuencia, afecta a la cultura.

Así como una idea puede generar sus variantes o puede sumar a otras para generar nuevas y más potentes soluciones y se pueden implementar ideas que aseguren un resultado rápido, aunque no sean las mejores, retroalimenta al equipo con confianza a la vez que valida el proceso en la organización, las personas y organizaciones que consideren y desarrollen la creatividad como activo serán las que mejor preparadas estén para capitalizar las innumerables oportunidades, por lo que bien y mejor podemos decir que así como existen infinidad de herramientas para estimular la generación de ideas, existen varios modelos para gestionar el proceso creativo.

🔹Modelos para gestionar el proceso creativo

Todo depende de los gustos, conveniencias y grado de madurez de las organizaciones, aunque de forma simple, un proceso debería siempre contemplar:

Encontrar un problema que necesita ser resuelto. Pensemos en qué podría estar esperando “en secreto” nuestro cliente, es decir, una necesidad o interés que aún no ha manifestado como un requerimiento.

Definir correctamente el problema. Esto incluye pensar si el problema que estamos identificando existe también en otro lugar o sector y tendría sentido que lo solucione allí también, o si en otro sector se ha resuelto un problema similar. Esto amplía nuestra capacidad de generar ideas y de combinar soluciones existentes para generar nuevas versiones mejoradas.

Elegir una actividad de lluvia de ideas para despertar la creatividad. Pensemos no sólo en la situación de contexto inmediato sino en la versión ampliada del negocio, es decir, si estamos buscando ideas para una empresa que vende celulares vayamos a versiones ampliadas de comunicación en la nube, lo que abre nuestra mente a nuevas ideas.

Reunir material relevante y trabajar con él, considerando diferentes soluciones y enfoques que puede tomar para resolver el problema. Una idea puede generar sus variantes o puede sumar a otras para generar nuevas y más potentes soluciones.

Discutir las ideas con compañeros de equipo (que puede estar también conformado por clientes, proveedores o personas ajenas a la organización) para medir su viabilidad técnica, económica o de timming. Recordemos que implementar ideas que aseguren un resultado rápido, aunque no sean las mejores, retroalimenta al equipo con confianza a la vez que valida el proceso en la organización.

Antes de implementar, alejarse del problema antes de volver a él. Este salir del problema y tener una visión ampliada y sistémica nos permite incorporar actores o factores externos que pueden ayudar o limitar la puesta en marcha de una idea.

Comenzar a implementar la idea. Ya estamos en proceso de innovación, lo que implica que debemos seleccionar las personas adecuadas para esta etapa. No siempre los más creativos son los mejores implementadores, y viceversa.

Registrar los aprendizajes. Medir y registrar datos cuantitativos y cualitativos, éxitos y errores, permitirán crear una bitácora del proceso creativo en la organización para evitar cometer los mismos errores, comprender las causas de los mismos, acelerar los próximos procesos y saber cuándo descartar, poner en pausa o lanzar futuras iniciativas. Incluso las ideas descartadas en un primer momento deben acompañarse con las razones ya que, en un futuro, el contexto podrá cambiar y convertirlas en viables.

🔹La creatividad como activo en las organizaciones y personas

En la economía del conocimiento, se da por sentado que el dato es el nuevo oro puro, lo que recuerda que durante la fiebre del oro en Estados Unidos muchas de las personas que invirtieron tiempo, salud y dinero para ir en busca del metal, no consiguieron recuperar lo invertido; aunque los que vendieron palas, picos y carretillas se alzaron con los mejores resultados. Algo semejante ocurre en el actual mundo cambiante, digital y veloz: las personas y organizaciones que consideren y desarrollen la creatividad como activo serán las que mejor preparadas estén para capitalizar las innumerables oportunidades, a veces disfrazadas de amenazas, que el futuro seguramente les traiga, lo que impone alertas y manos a la obra.


*José Manuel Herrera Villa. jomahevi@gmail.com Profesional en Administración y Finanzas. Especializado en Auditoría Integral. Formulación y Evaluación de Proyectos de Desarrollo

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