✍Por: Iván Bohórquez Zapata*

EFICIENCIA, EFICACIA Y GESTIÓN PÚBLICA

La administración pública, que comprende toda la actividad o gestión ejercida por los órganos del Estado e involucra las funciones administrativas que ejercen sus distintos organismos, se realiza gracias a los recursos coactivos que se exigen a los ciudadanos, por lo que no debe realizarse de un modo aleatorio y mucho menos arbitrario. Dichas actividades realizadas por las entidades públicas reclaman una gestión pública eficiente y eficaz. Sin embargo, quienes defienden una permanente intervención de los poderes públicos en la economía no aducen criterios en los que se maximiza el beneficio minimizando los gastos, pues en la actuación pública difícilmente puede prevalecer la eficiencia, ya que, entre otros motivos, los agentes públicos carecen de competencia y, entre sus prioridades no se encuentra la maximización de los beneficios, propia del empresario.

Esto no implica que el Sector Público renuncie a los criterios de eficiencia en su intervención, ya que sería admitir que la actuación pública en lo económico es siempre ineficaz, de manera que la provisión de bienes y servicios se debería realizar siempre a través del mercado. Si la Administración Pública interviene en aspectos que funcionan perfectamente en el mercado, no sólo se está renunciando a los criterios de productividad, sino empleando recursos que deberían destinarse a otros fines; o lo que es peor, esta situación provoca un crecimiento de la estructura pública innecesaria, que se financia con ingresos públicos conseguidos de manera coactiva, por lo que son necesarios métodos y técnicas que conozcan la forma de evaluar las actividades realizadas y tras este estudio, poner en marcha medidas precisas que garanticen la mejora de la calidad de esta gestión.

La administración de los recursos humanos no puede olvidarse. La gestión del talento, la puesta en marcha de los estímulos que potencien el liderazgo y el establecimiento de un proceso de incentivos para los gestores públicos, son puntos que debe considerar cualquier persona que tenga ciertas responsabilidades de gestión en la Administración Pública; siendo aspectos básicos a revisar y estudiar la gestión económica y presupuestaria de los recursos económicos y humanos, la evaluación de los procesos llevados a cabo tradicionalmente y la mejora de su calidad, que deben ser estudiadas desde la ética pública, imprescindible en cualquier organización y más en las Administraciones públicas, donde el gestor debe velar porque su gestión sea ética, ya que la administración de los recursos se hace tras un proceso de captación de recursos coactiva.

Hoy por hoy personas y gestores públicos, deben tener en cuenta que el nuevo marco de actividad, es un entorno digital, por lo que deben asimilar la administración electrónica, no sólo por el hecho de tener una administración más efectiva y eficiente, sino por la idea de dar a conocer a los ciudadanos en qué se emplean los recursos en un ejercicio de transparencia, fortaleciendo de esta forma las democracias. En esta realidad no se puede olvidar el punto de vista del ciudadano, por lo que el gestor público debe conocer los aspectos fundamentales de elementos básicos en el desarrollo de las TIC en la Administración Pública, así como la seguridad que implica su uso, la privacidad y la computación, cuyo fin es compartir servicios e infraestructuras para reducir gastos de mantenimiento y disminuir las necesidades de inversión. Por último, es de tenerse en cuenta que los gestores públicos, no pueden olvidar que toda su actividad debe ir impregnada imprescindiblemente de la ética en la administración de sus recursos, y que, sin perjuicio de que la actividad pública no tenga competencia, no es esto óbice para que su actuación deje de ser ejemplar y ejemplarizante por demás.

✍Iván Bohórquez Zapata. ibozap@yahoo.es Administrador Público. Especializado en Gerencia de Proyectos de Desarrollo. @ivnBohorquez1