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Por: José Guillermo Claros Penna*

Se nos define inteligencia como la capacidad para entender o comprender, pero sobre todo como la habilidad para resolver problemas; destreza que con el paso de los tiempos ha sido integrada a los sistemas de seguridad y a las fuerzas armadas, por lo que muchas de las agencias han utilizado los servicios de inteligencia para anticiparse a los ataques, amenazas y riesgos, pero además para apoyar la toma de decisiones y responder lo más rápido posible ante una emergencia. Famosos universalmente son CIA, MOSSAD (Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales), MI5, MI6, FSB (Servicio Federal de Seguridad, sucesor del KGB), en las que el conocimiento obtenido a partir de la recolección, procesamiento, diseminación y explotación de información, son canalizadas para la toma de decisiones en materia de seguridad nacional, lo que deja en claro que la generación de inteligencia está orientada a conocer con profundidad los aspectos relativos a los fenómenos que representan amenazas y riesgos a la seguridad nacional; las variables que los componen y la relación causal entre las mismas.

Se colige de lo cual, y así es reconocido por todos, que la información es poder, y aunque ha sido atribuida a incontables autores, las versiones de Francis Bacon, padre del método científico, y de Thomas Hobbes, su secretario, fundador de la filosofía política; son las que más cerca se encuentran de lo que esta sentencia busca expresar. El primero plasmó en 1597: “el conocimiento es poder” y el segundo en 1668: “saber es poder”, ambas oraciones buscan transmitir la importancia de dominar la información, datos, fechas, etcétera de lo que puede ser usado en favor de los propios intereses; de ahí que llame la atención muchas veces que no se den institucionalmente resultados cuando las instancias gubernamentales tienen conocimiento de dónde se encuentran las células delictivas, así como las amenazas y riesgos a la seguridad nacional, para lo que cuentan con el apoyo de la tecnología, lo que debe asegurar que se conozca el paradero de los criminales de toda laya.

Igualmente, es de tener en cuenta que la población considera que la seguridad depende cada vez más de los trabajos de inteligencia; sin embargo, no podemos dejar de lado que en ocasiones la propia sociedad es la que conoce las ubicaciones, trayectos y movimientos de los criminales, sin atreverse, por miedo, a denunciar; por lo que cabe preguntarse qué ha venido pasando con los sistemas de inteligencia en cuanto a seguridad, siendo respuestas que muchos y más son los factores que influyen en lo cual; sin embargo, de lo que sí podemos estar convencidos es de que en un mundo cada vez más globalizado, sobre todo cibernético, la inteligencia no sólo depende del trabajo de campo, sino también del procesamiento de información y de las labores arduamente adelantadas.

Estamos viviendo en un mundo acelerado, requerido de establecer un cúmulo de habilidades con visiones múltiples, que bien y mejor pueda robustecer un equipo que produzca resultados ciertos. Hoy por hoy la tecnología juega un papel decisivo en la inteligencia, no obstante, no es recomendable retirar elementos de seguridad o militares de las zonas de conflicto, confiando principalmente en los sistemas electrónicos, puesto que ello propicia que los criminales neutralicen los dispositivos tecnológicos, siendo importante en consecuencia mantener la comunicación básica y la contrainteligencia más elemental; aunque también la falta de inversión gubernamental permite a los criminales encontrar un área de oportunidad y ellos sí destinan los recursos necesarios para neutralizar o superar los sistemas de las instancias de seguridad gubernamentales.

En todo caso, en tema tan neurálgico, eje medular debe ser fortalecer las áreas de inteligencia e investigación y de paso complementar la implementación de avances en materia de tecnología a fin de sistematizar la información y utilizarla para continuar trabajando en todo cuanto tenga que ver con la pacificación territorial en contexto de transformación, para lo que deben asumirse mayores responsabilidades a toda escala.

Actualmente, lo exige el mundo de hoy, debe tenerse la tarea de reivindicar el concepto de seguridad y desarrollar una política alineada a las nuevas realidades que buscan velar por la democracia, los derechos humanos y las libertades, así como prever los riesgos y amenazas que confrontamos en los rubros de la agenda territorial, en lo que todos debemos colaborar con compromiso y de manera responsable, a efecto que no esté más en peligro nuestra seguridad y la de la población en general. joseguillermoclarospenna@autlook.com

*Profesional en Ciencia Militares. Administrador de Empresas. Abogado. Candidato a Doctor en Derecho. Columnista

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