Blaicer moreno Ledezma

Por: Blaicer Moreno Ledezma*

Estamos viviendo un presente agobiante, desesperante según otros, con crisis de todo tipo, económica, sanitaria, social, ambiental e institucional entre otras. Día tras día escuchamos que navegamos a la deriva entre muchos desequilibrios, pero creo que la crisis más profunda ante la que estamos como humanidad, es la falta de un desarrollo de conciencia de nuestras raíces terrenales y entender nuestro universal destino. Nos rodea una gran barbarie, resultado de la alianza de fuerzas virulentas de dominación / violencia / odio, que actúan desde el comienzo de la historia humana y las fuerzas modernas tecno-burocráticas, anónimas y heladas de deshumanización y desnaturalización.

Estamos enfrentados a tormentas de maldad, desprecio, indiferencia, azuzadas las cuales por seres que buscan generar la división entre hermanos y cuyas mentes oscuras y perversas, sólo esconden en la miopía de su ego estúpido y en la pobreza de su alma, la pueril y vulgar comprensión de su breve existencia terrenal. Ante tal barbarie y enorme ola de inconsciencia y brutalidad, la necesidad imperativa consiste en resistir al conjunto de aberraciones que escuchamos y vemos a diario y exigen creación, reinventarnos, para que lo cual surja de una libertad aunada al sentido de la responsabilidad.

Tenemos todos que ser sí o sí, dueños de nuestras almas y mariscales de nuestros destinos, no obstante que como seres humanos de esta posmodernidad, pareciéramos atados al miedo de confrontarnos a nosotros mismos, y que la libertad del alma se hallara amenazada y sofocada por una indiferencia bárbara para lanzarse a crear una realidad diferente, en la verdad de no haber entendido que como humanos, sólo nos salvará si ponemos nuestros esfuerzos al servicio de los demás, puesto que a pesar de los escenarios terribles y desgarradores que se ciernen sobre todos, la luz de la esperanza se asoma siempre, lo que debe soportarnos y llevarnos a superar las crisis que nos azotan por devastadoras que sean.

Esencial, sustancial, fundamental, obligatorio y crucial es soñar, imaginar y prospectar un porvenir más justo y sensato, imaginar en nuestras mentes lo más sublime y actuar en consecuencia, puesto que no podemos desistir de nuestros sueños, sino de ver las señales que a ellos nos lleven, al tiempo de tener en claro que el propósito de la prospectiva no es adivinar el futuro, tampoco anticiparlo, sino abrir las puertas de lo incierto, generar caminos por los que estamos invitados a transitar, asumir que el futuro se abre ante nosotros con múltiples posibilidades, y nosotros podemos ser los constructores de esos nuevos senderos.


*Blaicer Moreno Ledezma. morenoblaicer@gmail.com – Líder Juvenil. Dirigente Cívico. Empresario. Miembro de la Liga para el Desarrollo y la Rehabilitación Socio Cultural

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