Por: Francisco Javier Vásquez Atencio*
La participación es un proceso en el que distintas fuerzas sociales, en función de sus respectivos intereses, intervienen directamente o por medio de sus representantes en la marcha de la vida colectiva con el fin de mantener, reformar o transformar los sistemas vigentes de la organización social y política. Social cuando se refiere a los diversos mecanismos e instancias que posee la sociedad para incidir en las estructuras estatales y las políticas públicas; por lo tanto, el estudio de la participación social es el de las mediciones entre el Estado y la sociedad.
Participación social Ciudadana, cuando consiste en el involucramiento activo de los ciudadanos en los procesos de toma de decisiones públicas que tiene repercusión en sus vidas. Comunitaria, cuando se da un proceso social en virtud del cual, grupos específicos de población, que comparten alguna necesidad, problema o centro de interés y viven en una misma comunidad, tratan activamente de identificar esas necesidades, problemas o centros de interés, toman decisiones y establecen mecanismos para atenderlas. Política, cuando se dan mecanismos de participación del pueblo en ejercicio de su soberanía (voto, plebiscito, referendo, consulta popular, cabildo abierto, iniciativa legislativa, revocatoria del mandato). Democrática, cuando se da esa forma de democracia en que los ciudadanos tienen mayor participación en la toma de decisiones políticas que la que les otorga tradicionalmente la democracia representativa.
Visto lo antecedido, tenemos que decir, por lo tanto, que no es participación entonces en ciudades como la nuestra, reunirnos los vecinos de cuando en cuando, cuyas convocatorias no llegan al máximo de los residentes y se discute siempre sobre las mismas cuestiones, sin avances algunos; como tampoco hacer foro con representantes del gobierno local para hablar de obras ya iniciadas, o de planes ya definidos y con estratégicas inamovibles. Son las cuales formas de entender la participación que crean posturas cada vez más negativa por parte de la comunidad en general, ya que sólo se impulsan por apariencia; y es claro que ello no es verdadera participación, convirtiéndose en situaciones de desafección.
Los asuntos y las cuestiones públicas no pueden gestionarse como siempre ha sido, requieren una gobernanza eficaz, con la ciudadanía ahí, que es en última la que determina si se están solucionando sus problemas y en qué medida, así como da a luz a nuevas formas de participación, independientemente de las normativamente consagradas; más por cuánto las preferencias comunales, casi siempre divididas, deberían resolverse y funcionar perfectamente por grados de consenso en la solución de problemas, y no se aumente así la división de determinados asuntos dada la mayor visibilidad del debate. Requerimos en todos los procesos participativos el diseño de procedimientos que afronten las una y más de cada una de las limitaciones, para ir así tras una mejora en la calidad de la toma de decisiones.
Necesario será entonces que se traten los asuntos que la mayoría de la ciudadanía tenga o pueda llegar a tener interés vivo y patente, al alcance de todos. No se trata que participen los ciudadanos a título individual, ni a espaldas de las asociaciones vecinales, ya que lo cual solo los corroborará la inutilidad de cualquier modelo de participación, lo que de paso serpa algo pernicioso.
Importa en esto estudiar las una y más formas de participación, analizarlas, auscultar otras, aprender de los errores, buscar ciertos requisitos y garantías que en mejor manera puedan ser aplicables a la idiosincrasia, cultura de participación y voluntad política que exista en cada territorio. Importante entonces, además de interesante, impulsar formas de participación activa para asuntos claves que se tengan territorialmente hablando y se reflejen en sus propias realidades y necesidades,
Fundamental en lo cual será el papel a cumplir por parte de las juntas de acción comunal, así como el papel de las organizaciones de vecinos de distinto orden que existan y serían interlocutores válidos entre autoridades y residentes a la hora de informar y crear debate que consiga implicar la ciudadanía, con el objetivo de alcanzar una verdadera, adecuada y operante participación ciudadana en particular y comunitaria en general. No buscar y procurarse propios y nuevos canales de participación es renunciar a las oportunidades mejores que los mismos pueden brindar.
Francisco Javier Vásquez Atencio. francisco.vasquez.atencio75@gmail.com @franvasquez06 Administrador de Empresas. Especializado en Recursos Humanos. Especializado y Magister en Gerencia Social