Lourdes Margarita Guerrero

Por: Lourdes Margarita Guerrero Pavajeau*

Con frecuencia, a diario, escuchamos las tres palabras que dan título a esta columna: “Libertad de Expresión”, y efectivamente, estos tres vocablos, están amparados por el artículo 20 de nuestra carta magna. “ARTICULO 20 CONSTITUCIÓN COLOMBIANA. Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social”.

También contamos con instituciones que la defienden, como la FLIP, Fundación para la Libertad de Prensa, organización no gubernamental que defiende la libertad de expresión y promueve un clima óptimo para que quienes ejercen el periodismo puedan satisfacer el derecho de quienes viven en Colombia a estar informados.

Considero que con estas tres palabras nos encontramos abocados a una gran confusión, sobre información, opinión y expresión, amalgamando los tres conceptos en donde medios de comunicación, en su derecho a la “libertad de expresión”, convierten la libre información en libres ofensas, divulgando, masivamente, “escándalos” como remedo de noticias con adjetivos ofensivos al acomodo de dueños y directores de medios.

Hemos sido testigo ocular de titulares como los de revista Semana: “Colombia va mal”, testigo auditivo de la emisora Blue Radio, con expresiones como “Nefastas Reformas”, adjetivos negativos para una sociedad ansiosa de que cada cosa sea favorable en sus vidas.

La élite política y empresarial no admite moverse un milímetro, centímetro y mucho menos metros, de su confort para aliviar, un ápice, el no confort de muchos, dando prioridad a una guerra noticiosa, un “dime que yo te diré”, en donde los medios ofenden sin el más mínimo respeto hacia el otro y el otro responde, muchas veces, de igual forma ofensiva, “es que me dijeron, es que me hicieron y debo responder” convirtiendo la información en un ring de lo más bajo, en una batalla de nunca acabar, llevando al aburrimiento a los oyentes y al país a una caótica medición de fuerzas que copian muchos sectores.

En redes sociales como portales de youtube, twitter y otras, las ofensas y la vulgaridad, se han convertido en la normalidad y hasta en pequeños grupos de chats, encontramos administradores dictatoriales que borran mensajes que no son de su agrado, deciden quien piensa “bien” y quien no.

Es hora de decir paren, por ética y responsabilidad, la libertad de expresión no debe tomarse como libertad de ofender y somos los adultos, los indicados a llamar a que cese la batalla, las ofensas y ultrajes, ya que lo que hacemos hoy “los viejos”, será copiado por adolescentes y jóvenes del mañana cercano.

Finalmente, y haciendo uso de mi derecho de “libre opinión”, daré la mía sobre el actual gobierno, algunos no estarán de acuerdo, aun así, la expreso: “Nuestro presidente, Gustavo Petro Urrego, demasiado inteligente para una Colombia altamente ignorante e indolente socialmente, que todo lo mide con el signo $. Me encanta su idealismo benéfico en la búsqueda de soluciones y así no logre llevarlo a feliz término, ME ENCANTA”.

*Lourdes Margarita Guerrero Pavajeau. ambalu2003@gmail.com Publicista. Filósofa. Conferencista. Laureada Poetisa y Narradora colombiana. Docente Universitaria

¿Cómo le pareció el artículo?
+1
26
+1
1
+1
2
+1
0
+1
1

Por editor

3 comentarios en «LIBERTAD DE EXPRESIÓN»
  1. De acuerdo con la forma como termina su comentario Cristian Oliveros: sin injurias y mentiras. Estoy totalmente de acuerdo con el escrito. Gustavo Petro es mucho presidente para Colombia. Cómo desperdician sus iniciativas y su visión futurista. Dios bendiga a nuestro presidente.

  2. Los límites de la libertad de expresión son los que impone la ley, o sea la injuria, causar un daño al buen nombre de una persona determinada, y la calumnia, achacarle a alguien un delito que no ha cometido, como decir ladrón, asesino, corrupto, etc. Aparte de eso, libertad es libertad, y si a alguien le parece que el país va mal o que las reformas son nefastas, está en todo su derecho de expresarlo, así se trate de un medio de comunicación corporativo y de masas. Si se limitase, sería censura o inducción a la autocensura. El tratamiento de la información es cosa distinta, porque esta se refiere a los hechos, a lo que ocurre, pero en cuanto a la opinión, todos somos libres de expresarla, incluidos los periodistas con grandes audiencias o lectores, mientras no injurien ni calumnien a nadie.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *