Melanio ZUÑIGA HERNANDEZ

Por: Melanio Zúñiga Hernández

Al cumplirse 11 días de la guerra en la República de Ucrania y los despiadados ataques de las tropas rusas, las tensiones mundiales del conflicto se afianzan sobre una economía global densamente golpeada por el COVID – 19, lo que traerá consigo desastrosas consecuencias para el sistema económico.

Los Reportes del Instituto Nacional de Investigaciones Económicas y Social del Reino Unido, estima que la guerra podría eliminar US$1 billón del PIB (Producto Interno Bruto) mundial, y aumentar en un 3% la inflación global, al general otra crisis en la cadena de suministros, lo que muy seguramente ralentizara el crecimiento y aumentara los precios.

El conflicto obligaría igualmente a los gobiernos de Europa a incurrir en mas deudas para costear la llegada masiva de refugiados y para fortalecer sus ejércitos como ya lo anuncian países como Alemania; con el agravante que las cadenas de suministros se fracturaran aun mas de lo que venían padeciendo por la pandemia, y las políticas monetarias y fiscales se someterán a un estricto análisis.

Según los expertos, todo apunta a que la guerra será ardua y larga, generando incertidumbre en una economía que empieza a tambalearse, debido a que las sanciones económicas a Rusia están empujando los mercados de materias primas a un máximo en sus precios en los últimos años; en tanto el petróleo superaba el viernes los US$ 118 por barril, y el trigo alcanzaba su valor más alto desde el 2008, en tanto los precios del gas natural y el carbón marcan máximos históricos.

La consecuencia directa del conflicto será el encarecimiento de los precios de la energía, un fuerte descenso en la bolsa de valores y la subida en el costo de las de materias primas y la inflación mundial, con impacto y grandes riesgos económicos.

Hoy Estados Unidos y la Unión Europea son las grandes perjudicadas, pues Rusia, aunque le pongan duras sanciones económicas, con el apoyo de China que le comprará el gas, petróleo, etc. y con una población sometida, menos exigente y más resiliente, podrá resistir y seguirá invadiendo e incorporando territorios para la reconstrucción de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas (URSS). A cambio, los Estos Unidos mejorará sustancialmente su economía, que falta le hace, con las ventas de gas, petróleo, armamento, etc.

Países como Colombia terminaran igualmente muy golpeados por la dependencia de productos importados como los fertilizantes que proveen en un 46% los dos países en conflicto, situación que se agudiza aún más por la incertidumbre que genera el largo proceso electoral que inicia el domingo 13 de marzo de 2022 con la elección de los miembros del Congreso y una consulta interpartidista para escoger candidatos presidenciales; situación que está generando incertidumbre sobre cómo podría afectar el rumbo de la economía y las inversiones extranjeras que aterrizan en el país, como la inversión directa y de portafolio, o el mismo tipo de cambio en la divisa del peso frente al dólar, que se ha descolgado en la última semana.

Con relación a este último indicador, analistas económicos señalan que el conflicto armado, la incertidumbre mundial y las desconfianzas propias del proceso electoral en Colombia, podrían conllevar a que el precio de la moneda estadounidense pueda seguir cayendo y situarse al redor de los $3.700 o $ 3.600, en el primer trimestre del presente año; volatilidad que sin consideración al surgimiento de la guerra advertía el gerente de investigaciones económicas de Acciones & Valores, Wilson Tovar, al estimar que el valor del dólar llegaría a estar en un promedio de $3.750 en el 2022.

A lo anterior se suma que resultados como los recientemente publicados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), en los que revela que la inflación del año corrido se sitúa en el 8.01%, lo que permite acentuar el pesimismo con miras a lo que sucederá en el 2022 en términos de reactivación para el país; en el entendido además que la inversión extranjera directa (IED), se frenaría por falta de dinamismo económico internacional.

Pese a este panorama, hasta ahora América Latina no ha mostrado mayores impactos económicos, pues al ser una región que vende petróleo, metales y alimentos al mundo, se beneficia de los precios altos de este y las materias primas, al tiempo que no tendría grandes disrupciones en sus exportaciones o importaciones totales, debido a su limitada relación comercial con Europa del Este; lo que haría que su crecimiento económico no sufra tanto por la disputa entre Rusia y Ucrania.

Conviene señalar finalmente, que aunque se espera que los grandes bancos centrales, como la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo, empiecen a subir sus tasas de interés para controlar la inflación, existe la posibilidad de que no lo hagan o lo hagan a paso más lento para poder contener los impactos de la guerra en Ucrania, lo cual beneficiaría a los países emergentes como Colombia.


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*Melanio Zúñiga Hernández. Abogado y Contador Público especializado en gerencia financiera, amplia experiencia en banca y como revisor fiscal.
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