Ruben Darío Ceballos Mendoza

Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*

Deberse a la gente debe ser enseña de todo ciudadano, más cuando de una u otra manera por razones distintas se tiene en ella alguna ascendencia o representatividad como servidor público en el rango que fuere. Ejemplo de lo cual, independientemente que solo fuera una frase más, pero que consignada quedó para la historia, el de la recién fallecida Isabel de Inglaterra, cuando prometió a sus 21 años en un discurso desde Ciudad El Cabo para la Mancomunidad de Naciones, dedicar su vida, fuera corta o larga, al servicio de sus pueblos, y más que una promesa, fue en decir de algunos un profundo compromiso personal que definió su vida entera; misma que hoy retoma su sucesor, Carlos III de Inglaterra, al expresar que esa promesa de servicio de por vida la renueva para los suyos.

Significa deberse a la gente creer, inspirarse y confiar en ella. Liderarla. Apreciar el sentido del deber a otros. Comprometerse con capacidad cierta. Enfrentar y superar las privaciones con responsabilidad. Acercarse a ella con calidez manifiesta. Darse, entregarse y servir con lealtad. Honrarla y respetarla. Hacer con espíritu elevado los sacrificios por las tareas que necesarias sean. Dedicarse con vocación, devoción y voluntad de servicio nunca desfallecidas en momento alguno, sean de cambio, retos, transformaciones, desafíos, alegrías, celebraciones, incertidumbres, tristezas, pérdidas, o de progreso que nos hace grandes. Ayudar de forma vital y decidida a que lo marginal no sea más. Es estar para la gente en todo tiempo y lugar. Es trabajar con denuedo para que sus necesidades, carencias y demandas rijan todo comportamiento en cada esfera de la vida política.

Es este un momento importante para reflexionar, para informarnos mejor, para recurrir a principios y valores, camino a recuperar el poder para la gente. Sentar bases reales para una verdadera transformación, en lo que debemos ayudar todos a encontrar los mecanismos para garantizar que lo cual sea cierto y seguro. Tenemos como ciudadanos que refrendar nuestro compromiso con la transformación, en lo que es necesario oír, escuchar y actuar en favor de las necesidades de la colectividad, en la comprensión que es el pueblo el que nos señala la senda a seguir, a lo que se debe responder con acciones políticamente correctas, que es parte importante de nuestra obligación de actuar bajo principios e ideales, lo mismo que ser prudentes para ante todo y por sobre todo, defender los intereses superiores dela gente.

Como ciudadanos tenemos que estar atentos a las necesidades de la población, aportar a sus afanes y luchas cotidianas, la mayoría de las veces inadvertidas par a los gobernantes, quienes tras satisfacer sus propios y mezquinos intereses se olvidan de cumplirle a los asociados, traicionando sus sueños, pero fortaleciendo y privilegiando sus prebendas en detrimento de los demás, soportados en mentiras, expoliaciones, traiciones, felonías, populismo, demagogia y demás otros desafueros como un modo propio de vida que les permite existir, siendo evidente su ningún interés de deberse a la gente. Bueno es ya de absurda politiquería, cuando importa avanzar en los cambios y transformaciones de fondo que necesitamos.


*Rubén Darío Ceballos Mendoza. Jurista. rubenceballos56@gmail.com

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