Por: Nilsa Villota Rosero*
Hasta 2018 Pasto era una de las ciudades intermedias que se proyectaba como uno de los epicentros urbanos con mayor tendencia de crecimiento para dinamizar la economía del país. El freno de mano que interpuso la pandemia por covid-19 afectó esa proyección y de ahí los impactos de la desaceleración económica local. El macrocontexto, terminó generando diversas consecuencias en temas álgidos de ciudad como la movilidad, el impulso de la infraestructura y la conectividad, toda vez que el enfoque sobre la salud pública colmó toda la atención.
Aún así, Pasto pudo avanzar, de manera significativa en asuntos como mejoramiento, reparación y atención de su malla vial. La capital del Departamento de Nariño cuenta con 384 kilómetros de vías. De este total, 280 kilómetros son vías pavimentadas. Faltan aún 100 kilómetros. Sin embargo, de esos 280 kilómetros, cerca de 100 ya han cumplido con su vida útil, situación que exige un fuerte trabajo de rehabilitación vial.
La ciudad requiere un sistema de aceleración que permita un mejoramiento vial adecuado a las condiciones que exige la ciudadanía. En un ejercicio transparente de la función pública, siendo Secretaria de Infraestructura, pude implementar un mecanismo que facilitó la contratación, ejecución y planeación de 18 kilómetros, un récord histórico ante la tendencia de 4 o 6 kilómetros por periodo de administración, triplicando la meta de kilómetros urbanos pavimentados con nuevo pavimento.
En relación con las vías rurales el desafío mayor. Pasto cuenta con 511 kilómetros de vías rurales. De ese total solamente se cuenta con un total de 50 kilómetros pavimentados. En la administración municipal del periodo 2016-2019, se avanzó con un total de 9 kilómetros pavimentados en la zona rural de Pasto. Desde mi responsabilidad como Secretaria de Infraestructura se gestionó el trabajo necesario para llegar a un total de 15 nuevos kilómetros en este sector. Una labor que exige recursos, compromisos e inmensa voluntad política.
Uno de los puntos focales que debe reclamar toda la atención de la infraestructura vial de la ciudad es la que bien podemos dominar el corazón de la movilidad de la ciudad como es la Avenida Chile. En ella se concentra el transporte de pasajeros y de carga, conecta al Terminal de Transporte y el Mercado del Potrerillo, lugares estratégicos de Pasto por donde transita la economía y se dinamiza la productividad del territorio. Una vía que hace parte del CONPES de Avante, pero que lastimosamente aún no cuenta con los recursos suficientes para su mejoramiento y adecuación.
De cara al futuro inmediato este es un proyecto que debe entrar en las prioridades de la infraestructura vial de Pasto. Se requiere una gestión eficiente que garantice la consecución de los 70 mil millones que demanda la pavimentación de esta vía, que más que una arteria es el corazón de la infraestructura vial de la ciudad.
Los desafíos del crecimiento vial son inmensos, lo sabemos, pero también conocemos sobre los caminos posibles que nos ayuden a resolver de manera técnica, ejecutiva y administrativa, las demandas que en este tema requiere nuestra ciudad. Tampoco podemos desconocer los esfuerzos y los avances que en la materia se han podido lograr, pero siempre se podrá hacer mucho más desde la inmensa responsabilidad que acarrea la infraestructura vial de la capital nariñense.
*Nilsa Villota Rosero. Ingeniera civil, especialista en Alta Gerencia, Especialista en Gestión de Proyectos. https://nilsavillotarosero.com/
Un cuento muy reforzado ya que siendo secretaria de infraestructura no se ocupó de la implementación del Plan de Movilidad contemplado en el POT y tampoco cumplió con la resolución 411 y 412 del 2020 del MINTRANSPORTE