Rafael Robles Solano

Por: Rafael Robles Solano*.

Hola, reinicio mis aportes con los mejores augurios para los seguidores de este medio de comunicación alternativo, deseando que disfruten del año 2022, con salud, bienestar y éxitos en sus entornos personales, familiares y profesionales.

Hace más de un semestre, me referí en sendos artículos titulados: “REQUIEM POR LOS RECURSOS NATURALES” y otro sobre: “RECURSOS NATURALES Y BIODIVERSIDAD vs EL CAMBIO CLIMÁTICO”, temas que me veo precisado a retomar por cuanto es innegable que continuamos siendo irremediablemente indolentes frente a los problemas derivados del cambio climático, la extinción de fauna y con nuestros recursos naturales biodiversos.

Recuerdo que en ellos exponía serias reflexiones sobre ésta problemática y concluía señalando: “En fin, lo cierto es que no hemos conseguido reducir la emisión de gases con efecto invernadero, la capa de ozono, la pérdida biodiversa de muchas especies en peligro de extinción, pero el cambio climático si nos muestra sus índices de calentamiento global, con afectación de los balances atmosféricos, la desaparición progresiva de los nevados, los cambios bruscos de las estaciones, los nuevos recorridos de los huracanes y ciclones, por citar algunos de sus efectos, evidenciando que aún son infructuosas nuestras soluciones.”

En aquellos sostenía que me apenaba con los que leen estos artículos, por volverme reiterativo frente a temas como el que motiva estas líneas. Sin embargo, no puedo ser indiferente ante tan vergonzosa situación frente a las denuncias de los medios de comunicación sobre el desastre ecológico causado por los incendios en el Vichada y Guainía, por la inclemente deforestación de la amazonia, la orinoquía y otras regiones biodiversas para la fauna y flora, de la que también somos responsables por nuestro desinterés en participar decididamente para propiciar escenarios ciertos en la contribución y protección de dichos espacios, en exigir y reclamar a los entes gubernamentales por su desidia para atender, manejar y defender nuestros recursos naturales.

Tenemos el deber de respaldar proyectos y programas relacionados con las políticas del DESARROLLO SOSTENIBLE, el ACUERDO DE ESCAZÚ, por citar un par de ejemplos o remitirnos a lo aludido de mi parte en dichos artículos, sobre “El INFORME BRUNDTLAND”, de Oslo (marzo/1987), del que cite indicando que se centraba en lo que se denominó: “NUESTRO FUTURO COMÚN,” llamando la atención sobre: “… como satisfacer las necesidades del presente, sin comprometer los recursos y capacidades de las futuras generaciones, lo cual implicaba acceder a un cambio de visión social, económica y política. Expresando como los anteriores eventos propiciaron la “DECLARACIÓN DE RIO” (1992), sobre el Medio Ambiente y Desarrollo; junto con los llamados: “OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE – O.D.S”., en cuya agenda, se fijó por la ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS, de 2015, la hoja de ruta del desarrollo, vigente hasta 2030, con estrategias claves y metas económicas, sociales y medioambientales, en especial para luchar contra el calentamiento global. Y finalmente el “ACUERDO DE PARIS” (2016), dentro del marco de la ONU, sobre dicho tema, con el propósito de reducir las emisiones de gases con efecto invernadero.

En consecuencia, sobrellevando las devastadoras secuelas dejadas por la pandemia del Covid-19, que impera en todas las zonas geográficas del mundo actual, es imperativo coordinar globalmente acciones tendientes a armonizar de forma integral nuestro FUTURO COMÚN, como único mecanismo para evitar una catástrofe de consecuencias apocalípticas como las que se vienen pronosticando por voces y organizaciones versadas en estos temas.


*Rafael Robles Solano. Secretario Ejecutivo LIDERESOCIAL. lideresocial@hotmail.com

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