Por: Anny Margarita Herrera Villa*
La confianza en el sector empresarial se entiende como una relación comercial entre la empresa y el ciudadano. Su medición está relacionada con el nivel y el tipo de vulnerabilidad que los ciudadanos están dispuestos a asumir en las relaciones comerciales, siendo un componente esencial en cualquier relación, ya sea personal o profesional. Laboralmente, se erige como un pilar fundamental que impulsa la productividad y el bienestar general de los equipos, en la afirmación que sin confianza las organizaciones enfrentan desafíos significativos como la falta de comunicación, el micromanagement y la desmotivación. La desconfianza por su parte, sofoca la creatividad y la iniciativa, creando un entorno donde los empleados se sienten vigilados y restringidos; y surge, de la falta de confianza del líder en sí mismo o en el equipo, un equipo poco fiable, una mala selección del equipo, o una falta de retroalimentación oportuna, que lleva a vicios en los miembros del equipo.
La confianza es vital individualmente hablando, así como entre las diferentes áreas de una organización, ya que fomenta un ambiente de colaboración, lo que hace esencial que las áreas trabajen juntas, compartiendo objetivos y responsabilidades, más, por cuanto los proyectos interdepartamentales son una estrategia efectiva para construir esa confianza, demostrando solidaridad, compromiso, generando sinergias y procesos sólidos; de ahí que el tiempo invertido en establecer relaciones sólidas entre departamentos es valioso, lo que hace que la confianza construida a lo largo del tiempo facilite la resolución de conflictos, mejore la coordinación y aumente la eficiencia global de la organización, ya que las áreas que trabajan con confianza, vuelven los procesos más fluidos y hacen más efectivos los resultados.
Se gana la confianza a través del trabajo constante, resultados concretos y desarrollo continuo de habilidades. Los individuos deben demostrar ser respetuosos con los compromisos y comprometidos con las tareas asignadas, siendo fundamental evitar que el equipo o los superiores tengan que repetir constantemente los mismos temas debido a una falta de gestión y cuidado de los detalles. Un primer paso para ganar confianza es demostrar consistencia, lo que implica cumplir con los plazos, entregar trabajos de calidad y ser transparente en la comunicación, en ruta a construir hábitos sólidos, como la puntualidad y la responsabilidad, esenciales para establecer una reputación de confiabilidad. Claves es además, el desarrollo de competencias profesionales. Una persona que invierte en su crecimiento profesional y demuestra un dominio de las habilidades necesarias para su papel, inspira confianza en sus compañeros y superiores. Esta inversión en el desarrollo personal mejora la eficiencia, la productividad y refuerza la percepción de fiabilidad y compromiso.
Ayuda en mucho focalizarse en la confianza y la transparencia en el lugar de trabajo, basar el modelo de trabajo en la confianza mutua entre empleadores y empleados, para contribuir así a alcanzar altos niveles de satisfacción laboral y productividad; así como igualmente enfocarse en la autonomía y el equilibrio entre la vida laboral y personal, lo que ha demostrado ser realmente efectivo para mejorar la productividad y el bienestar de los empleados. No debemos olvidar que la confianza fomenta el crecimiento del equipo y permitir que cada miembro se concentre en lo que hace mejor, libera al líder para adoptar un enfoque más estratégico, facilitando así llevar al equipo a un nivel superior y desarrollar de paso una visión estratégica que se traduce en mayor productividad.
*Ingeniera Industrial. Especializada en Proyectos de Desarrollo