Melanio ZUÑIGA HERNANDEZ

Por: Melanio Zuñiga Hernandez

En diferentes medios del mundo como El New York Time y otros de especializada opinión económica como Bloomberg Línea, destacan hoy la decisión de los colombianos de escoger como finalistas a la presidencia de la república, a dos candidatos considerados como los antisistema, Gustavo Petro y Rodolfo Hernández, quienes definirán en segunda vuelta quién será el próximo presidente de Colombia el próximo 19 de junio.

Los expertos ponen de manifiesto que los proyectos políticos de los dos candidatos son muy distantes, pues si bien es cierto, ambas propuestas recogen el inconformismo del país, difieren tanto en la aproximación como en la profundidad de su forma de realización.

Los dos candidatos no tienen mucho en común, excepto que son la manifestación tangible de un voto «antisistema», de rechazo a muchos baluartes tradicionales de la política colombiana; pero en un país que desde la época de Simón Bolívar y las guerras de independencia se jactaba de preferir el conservatismo moderado a los extremos en la política, este domingo votó por un líder izquierdista que promete una democratización económica radical del país y por un populista.

Se entendería igualmente sorprendente en principio que el gran sacrificado de la jornada, por supuesto, es Federico «Fico» Gutiérrez, el candidato de la derechista coalición Equipo Colombia, y representante del «establecimiento» y la política tradicional del Uribismo del país, quien quedó en tercer lugar, fuera de la carrera que determinará al próximo presidente.

Pero es claro que para que esta situación pasara, en Colombia coincidieron este domingo tendencias de muy largo plazo que llevaban años carcomiendo la estabilidad del sistema político tradicional, con otras más inmediatas que precipitaron su colapso. También se dieron tendencias de carácter global con otras de índole muy local, que hizo posible esta convergencia para desatar el huracán electoral experimentado este domingo entre Gustavo Petro y Rodolfo Hernández.

En materia de manejo económico, uno de los estudios más recientes lo elaboró el banco de inversión estadounidense J.P. Morgan y allí concluye que la plataforma política del ganador de las elecciones es ambiciosa, tiene objetivos loables, pero su implementación implicaría un modelo de país mucho más centrado en el Estado de lo que es actualmente Colombia, contrario de lo que proponía Federico “fico” Gutiérrez de achicar las instituciones y el Estado, y Rodolfo Hernández de bajar el IVA al 10%, pensión a todos los mayores que cumplan o no requisitos, eliminar el IVA descontable y quitarle las chequeras a los ministerios e institutos descentralizados y manejarlas desde la presidencia de la república.

Además, se esgrime como argumento, que algunas de las propuestas de Petro podrían implicar tensión institucional y un desafío a la regla fiscal (un mecanismo creado en 2011) para garantizar la sostenibilidad de la deuda pública y de la economía del país, estableciendo un déficit fiscal año a año, el cual debería disminuir con el tiempo.

En J. P. Morgan calculan que el plan del ganador de la primera vuelta, implicaría aumentar significativamente en 5,5% del PIB (producto Interno Bruto) generando los ingresos suficientes al gobierno para pagar un amplio conjunto de planes sociales, sin embargo, tras las elecciones legislativas del 13 de marzo quedó claro que el candidato no cuenta con las mayorías necesarias para aprobar su agenda; por tanto, uno de sus grandes desafíos consistiría en lograr la aprobación de sus proyectos en el Legislativo, lo que daría margen para que algunas de las ideas del candidato se conviertan en realidad. No obstante, estos expertos advierten que un mayor gasto siempre es políticamente atractivo para los gobernantes, pero negativo para la tradicional forma de manejo de la política económica colombiana.

Según el análisis de J.P. Morgan, en general, la mayoría de las propuestas de este candidato, especialmente las que proponen más cambios, como las reformas fiscal y pensional, tienen que pasar por el Congreso, con la dificultad de no contar con las mayorías decisorias para su aprobación, creando ambiente de pesimismo.

En un escenario de mayor gasto para atender las propuestas sociales, la regla fiscal de Colombia podría ser cuestionada, a pesar de alcanzar mejores ingresos petroleros; pues debemos recordar que el compromiso de Colombia de cumplir con su regla fiscal es uno de los factores que le da credibilidad internacional al manejo económico del país. Paralelamente, algunos cambios propuestos, como los que se refieren al Banco de la República, requerirían de una reforma constitucional que el mismo candidato ha reconocido que sería difícil de lograr en el panorama político de división actual.

Los especialistas del banco de inversión estadounidense han evaluado así mismo, otro escenario como es la intención eventual del candidato de acudir a la declaratoria de una emergencia económica basado en el artículo 215 de la Constitución Política, para abordar lo que describe como una crisis de hambre de millones de colombianos, y como alternativa ante las dificultades que probablemente enfrente en el nuevo congreso; posibilidad que igualmente resultaría incierta porque se enfrentaría con el robusto sistema de pesos y contrapesos de Colombia (Congreso y Corte constitucional).

Conviene señalar de otra parte, que el país históricamente viene siendo gobernado y dirigido por familias tradicionales que a través de economistas bien preparados en las mejores universidades de Estados Unidos y el mundo, dedicaron su vida y amplia experiencia al manejo de los asuntos públicos; sin embargo, la sensación que se percibe hoy sobre el manejo tradicional dado a la economía es, que la implementación de sus políticas monetaristas y de restricciones, y de una ortodoxia fiscal rígida fracasaron, generando diferencia de importancia entre los economistas de derecha, de centro o de izquierda, por la importancia relativa que les dan a los objetivos de eficiencia, solidaridad o equidad, y no de qué color prefieren ver las realidades del país.

La política de favorecimiento para las familias más ricas, sector financiero y los grupos económicos, a partir de la promulgación de leyes y decretos con el otorgamiento de exenciones tributarias, terminaron generando gran malestar entre los colombianos mas pobres, los estudiantes y sectores de centroizquierda, que perciben que la economía del país se ha deteriorado, no tanto por la pandemia del coronavirus, sino por la corrupción propiciada desde el gobierno y las diferentes instituciones.

Por eso hoy se cuestiona que la propiedad tal como la entiende el país, no se basa únicamente en el título inscrito, sino que tiene su fundamento en la función social que pueda desempeñar, por tanto el próximo presidente deberá dar un timonazo en su enfoque macroeconómico, y crear condiciones para propiciar la explotación económica de la tierra por medio de hechos positivos que contribuyan a mejor la producción y productividad, que contribuya a generar empleo, mejores ingresos para los campesinos y sus familias, y sustituir en parte la importación de 11 millones de toneladas de alimentos que bien pueden producirse en Colombia.

Para avanzar en las reformas económicas profundas que se demandan con urgencia, en un país atrasado y dependiente como el nuestro, es necesario una ideología de cambio, entendida no como la posibilidad de intervencionismo, sino como la de que otros actores, incidan en el manejo de la economía, eliminando los privilegios otorgados por el Estado a las grandes empresas y el sector financiero que no los necesitan; sin desmedro de las micros, pequeñas y medianas empresas que son las generadoras de empleo e ingresos.

Finalmente debemos señalar, que se infiere la necesidad de que el país adopte el hábito de pensar en términos de economía productiva, industrial y comercial, de nueva sociedad y de una patria grande, sin detenerse en las disputas y divisiones políticas partidistas que tanto daño causan a la gente, a la que se acostumbró a depender de unos pírricos auxilios de subsistencia como familias en acción, adultos mayores, mujeres, jóvenes en acción; cuando lo ideal es que desde el gobierno, cualquiera que sea, se deberían propiciar condiciones reales de emprendimiento, que permitan asociar y agremiar, en lo posible en cooperativas, mutuales y asociaciones a los agricultores, trabajadores y profesionales independientes, vendedores ambulantes, etc., que, asesoradas en cada especialidad por estudiantes de las facultades económicas de las universidades en todo el país, y por supuesto por el Sena e instituciones técnicas y tecnológicas, contribuyan a una mejor producción y comercialización de sus productos en Colombia, y exportar los excedentes en todo el mundo utilizando las nuevas tecnologías.


*Melanio Zúñiga Hernández. Abogado y Contador Público especializado en gerencia financiera, amplia experiencia en banca y en revisoría fiscal.

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