chistina perez especializado en divulgacion cientifica

Por: Christian Pérez*

Un descubrimiento arqueológico en Costa de Marfil cambia lo que sabíamos sobre la adaptación de nuestros ancestros a los ecosistemas más inhóspitos. Los primeros humanos vivieron en la selva tropical africana 100.000 años antes de lo que se pensaba. La historia de la humanidad tiene muchas páginas aún por descubrir, y cada nuevo hallazgo arqueológico puede cambiar drásticamente lo que creíamos saber sobre nuestros orígenes. Un reciente estudio publicado en la revista Nature ha sacudido los cimientos de la paleoantropología al demostrar que los humanos vivieron en bosques tropicales africanos hace 150.000 años, mucho antes de lo que se pensaba. Hasta ahora, la idea predominante era que las densas selvas habían sido una barrera para la expansión de Homo sapiens, pero los vestigios encontrados en el sitio de Bété I, en Costa de Marfil, sugieren que nuestros ancestros dominaron estos ecosistemas miles de años antes de lo que imaginábamos.

Un descubrimiento sorprendente en África cambia la historia de la evolución humana: los primeros humanos vivieron en la selva tropical 100.000 años antes de lo que creíamos (Christian Pérez) Este descubrimiento, liderado por investigadores del Instituto Max Planck de Geoantropología, pone en jaque la teoría de que los primeros humanos se asentaron exclusivamente en sabanas abiertas antes de aventurarse a otros entornos. En cambio, revela una historia mucho más compleja, en la que los bosques tropicales no solo fueron transitados por Homo sapiens, sino que pudieron haber sido un hábitat clave en su evolución.

La prueba definitiva: herramientas de piedra y rastros de un antiguo bosque. El yacimiento de Bété I, ubicado a unos 20 kilómetros de Abiyán, en la actual Costa de Marfil, fue excavado originalmente en la década de 1980, pero en aquel momento los científicos no contaban con las herramientas necesarias para datar con precisión los hallazgos. Sin embargo, en 2020, un equipo de arqueólogos volvió al sitio con tecnología de vanguardia, incluyendo datación por luminiscencia ópticamente estimulada y resonancia de espín electrónico, técnicas que permiten determinar la antigüedad de los sedimentos en los que se encontraron herramientas de piedra.

Los resultados fueron asombrosos: los restos más antiguos tenían aproximadamente 150.000 años. Se trata de herramientas de la Edad de Piedra Media, una etapa clave en la evolución humana, caracterizada por la aparición de tecnologías más avanzadas y una mayor diversificación en el uso de herramientas. Entre los objetos recuperados había grandes herramientas cortantes, posiblemente usadas para procesar madera o tubérculos, una pista que sugiere cómo los primeros humanos pudieron haberse adaptado a la vida en la selva.

Una herramienta de piedra de 150.000 años descubierta en Costa de Marfil. Foto: Jimbob Blinkhorn, MPG
Una herramienta de piedra de 150.000 años descubierta en Costa de Marfil. Foto: Jimbob Blinkhorn, MPG

Pero la evidencia no se limita a las herramientas. Para confirmar si Bété I era realmente un entorno selvático en aquella época, los investigadores analizaron fitolitos, polen fósil e isótopos de cera de hojas, técnicas que permiten reconstruir la vegetación del pasado. Los resultados indicaron que el sitio estaba cubierto de un bosque tropical denso y húmedo, similar al que hoy en día domina la región. Entre las especies de plantas identificadas se encuentran la palma de aceite africana y el Hunteria, dos especies típicas de este tipo de ecosistemas.

El mito de la selva como barrera infranqueable. Uno de los dogmas más extendidos en la antropología era que los primeros Homo sapiens evitaban las selvas tropicales porque ofrecían un entorno demasiado difícil para la supervivencia. Con su espesa vegetación, recursos dispersos y fauna peligrosa, se pensaba que estos hábitats solo podían ser ocupados por humanos mucho más recientes, dotados de herramientas más avanzadas y estrategias sofisticadas de caza y recolección. Sin embargo, los hallazgos de Bété I contradicen esa visión y sugieren que los primeros humanos desarrollaron estrategias para explotar los recursos de la selva decenas de miles de años antes de lo que se pensaba. En lugar de ser una barrera, estos bosques podrían haber sido refugios durante períodos de cambio climático, proporcionando agua, alimento y protección en tiempos de crisis. Este descubrimiento refuerza la teoría de que la evolución humana no se limitó a un solo ecosistema. En lugar de un proceso lineal en el que los primeros humanos pasaron de las sabanas a los bosques en un momento tardío de su historia, los resultados de este estudio apoyan la idea de un modelo pan-africano de evolución, donde diversas poblaciones de Homo sapiens se desarrollaron simultáneamente en diferentes entornos, incluyendo las selvas tropicales.

Un hallazgo crucial para entender nuestros orígenes. Este estudio no solo cambia la visión sobre los primeros humanos en África, sino que también tiene implicaciones para el debate sobre los orígenes de Homo sapiens. Tradicionalmente, se ha considerado que nuestra especie evolucionó en una única región de África, para luego expandirse gradualmente. Pero cada vez más investigaciones apuntan a que nuestros ancestros evolucionaron en múltiples lugares al mismo tiempo, en diferentes condiciones ambientales y ecológicas.

Los restos hallados en Bété I refuerzan esta idea: si Homo sapiens ya habitaba la selva tropical hace 150.000 años, es posible que otras poblaciones estuvieran adaptándose simultáneamente a otros entornos, como las costas, las montañas o los desiertos. Esto implicaría que nuestra especie no solo fue increíblemente adaptable desde sus inicios, sino que su evolución fue un proceso más dinámico y diverso de lo que imaginábamos. Además, este descubrimiento arroja luz sobre una pregunta fundamental: ¿cómo influyó nuestra presencia en estos ecosistemas? La selva tropical de África ha sido un hábitat clave para muchas especies durante millones de años. Si los humanos estuvieron allí desde una época tan temprana, es posible que su impacto en la biodiversidad y en los paisajes forestales haya comenzado mucho antes de lo que pensábamos.

El futuro de la investigación en África occidental. A pesar de la importancia de este hallazgo, la historia de Bété I tiene un final agridulce. Poco después de las excavaciones de 2020, el sitio fue destruido por actividades mineras, lo que pone en evidencia la vulnerabilidad del patrimonio arqueológico ante el desarrollo moderno. Este incidente subraya la necesidad de preservar y estudiar los sitios arqueológicos antes de que desaparezcan, ya que muchos de ellos contienen información crucial sobre nuestra historia. El equipo de investigadores espera que este descubrimiento impulse nuevas expediciones en la región, en busca de otros sitios que puedan confirmar y ampliar lo que se ha encontrado en Bété I. África occidental sigue siendo una de las regiones menos exploradas en términos de arqueología prehistórica, y es probable que aún tenga muchas sorpresas guardadas sobre los primeros capítulos de nuestra historia.

Historia. Un hallazgo reescribe la historia de nuestra especie: descubren cómo y cuándo los sapiens heredaron genes clave de los neandertales hace 47.000 años tras 7.000 años de encuentros. Lo que está claro es que la imagen de los primeros Homo sapiens está cambiando radicalmente. No solo fueron exploradores y supervivientes natos, sino que aprendieron a habitar incluso los entornos más desafiantes mucho antes de lo que jamás imaginamos. 

*Redactor. Especializado en Divulgación Científica e Histórica.

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