Francisco Javier Vásquez Asencio

Por: Francisco Javier Vásquez Atencio*

Un trabajo digno; eso es lo que millones de personas en el mundo necesitan para escapar o poder subsanar problemas como la desigualdad económica y la pobreza. Porque todavía hoy, en muchos lugares del mundo tener un empleo no basta para eso; hace falta reivindicar que, además, cumpla unas condiciones mínimas: un salario justo-digno-equitativo, el cumplimiento de las medidas de seguridad adecuadas para el puesto, protección social, entre otras cuestiones. Crear empleos de calidad continúa siendo uno de los mayores desafíos para la economía global, y no solo en países de ingresos bajos. Un crecimiento económico inclusivo no solo pasa por el aumento de la productividad laboral y la reducción de la tasa de desempleo. Es necesario, también, mejorar el acceso a los servicios financieros, de modo que todo el mundo pueda gestionar eficazmente sus ingresos, acumular activos y realizar inversiones productivas.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) apuntan a estimular el crecimiento económico sostenible mediante el aumento de los niveles de productividad y la innovación tecnológica. La promoción de políticas que estimulen el espíritu empresarial y la creación de empleo son cruciales para este fin, así como también las medidas eficaces para erradicar el trabajo forzoso, la esclavitud y el tráfico humano. Con estas metas en consideración, el objetivo es lograr empleo pleno y productivo y un trabajo decente para todos los hombres y mujeres para 2030.

Este propósito, como el resto de ODS, no es una pieza aislada: forma parte de un todo y cumplirlo puede ayudar a mejorar la vida de las personas a distintos niveles. Contar con un trabajo decente y bien remunerado es, entre otras cosas, la clave para empoderar a las mujeres de los países más desfavorecidos y evitar que caigan en las redes de trata. Además, el ODS 8 (Trabajo decente y crecimiento económico) pasa por acabar con la explotación infantil y luchar para que su único trabajo sea ir a la escuela y jugar.

Una de las apuestas del gobierno nacional es aumentar la tasa de formalidad laboral que hoy se encuentra en (52%) y para el año 2030 se espera que alcance el (60%). Antes la preocupación era crear empleo, pero en este nuevo marco del Desarrollo Sostenible ese empleo que se cree debe ser en su mayoría formal. En el año 2019 la tasa de formalidad laboral fue del (52,6%), superior a la registrada en 2018 (51,7%); se espera que para el año 2022 una sociedad caracterizada por el trabajo decente como uno de los pilares fundamentales que permiten que la tasa de empleo infantil sea baja y se ubique cerca del (5%) y con tendencia a que siga disminuyendo cada año.

El compromiso del Gobierno con el empleo se refleja en la cantidad de cargos que a través del Servicio Público de Empleo que desde el año 2015, ascienden a una cifra aproximada de los tres millones; pero aún hace falta más políticas de generación del primer empleo para los jóvenes y más beneficios que conlleven al incremento de un trabajo digno y conforme a las diferentes profesiones. Lo importante de todo esto es que tengamos dentro de estas políticas el poder establecer un enfoque integral lo cual es crucial para avanzar en los diversos objetivos.

Sin embargo, cabe resaltar que mientras la economía mundial continúa recuperándose presenciamos un crecimiento más lento, el aumento de las desigualdades y una tasa de expansión del empleo es insuficiente para absorber la creciente fuerza laboral. Nuestros dirigentes y líderes empresariales en Colombia deben promover un crecimiento económico constante, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.

francisco.vasquez.atencio75@gmail.com  @franvasquez06  Administrador de Empresas. Especializado en Recursos Humanos. Especializado y Magister en Gerencia Social

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