Ruben Darío Ceballos Mendoza

Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*

Actualmente en las calles del país, lo vemos permanentemente, inseguridad, violencia, así como mil y más desmanes delincuenciales campean por doquier, enseñoreándose cual dueños fueran de todas las situaciones y circunstancias habidas y por haber. Razón por la que estemos viendo desde espacios de solidaridad, reacciones, aunque la mayoría de las veces un tanto tardía de vecinos y fuerzas del orden que frustran algunas de las acciones delincuenciales que momento a momento se suceden frente a nosotros. Hechos que son variopintos, tales como atracos, fleteos, balaceras, asaltos, asesinatos, ajustes de cuentas y raponazos, de permanente ocurrencia a todo lo largo y ancho de nuestras urbes y fuera de ellas.

La utilización de motocicletas en dichos actos, se han vuelto frecuentes. Los medios de difusión son y han sido testigos de excepción de todas y cada una de dichas atrocidades, hasta el punto de registrarlos casi que en vivo y en directo, generando consabidas hilaridades en la comunidad. Impresiona ver la forma violenta y calculada con las que actúan los delincuentes, quienes trabajan en llave con personas de distintos cargos que laboran en entidades financieras y se encargan de informarlos con exactitud. Acciones delictivas las muchas perpetrados por bandidos de toda laya y edades, así como por bandas organizadas de distinta naturaleza, origen y propósitos que se mueven en vehículos que adaptan para sus fechorías, en lo que los ayuda la oportuna y precisa información que reciben.

Son situaciones las dichas que se vienen dando de forma y manera dramática tanto en las zonas céntricas de las ciudades como en sus comunas y barrios. Y no es que estemos de acuerdo con aquello de tomarse o hacer justicia por mano propia, lo que se ha venido incrementando, toda vez que los pobladores están tomando la decisión de defenderse con lo que tengan a mano y proceden a inmovilizar a los “pillos”, despojarlo de sus prendas de vestir y apalearlos ejemplarmente. En varios casos intervienen los taxistas.

Es este un proceder a todas luces peligroso, ya que desdibuja l rudo cuanto significa el Estado de derecho. Es lo cual un paisaje lleno de complejidades que entrañan conductas que deberían ser objeto de muy definidos y detenidos análisis, ya que de otro lado esas mismas personas poco o nada dicen de los delincuentes de cuello blanco que se alzan con ingentes sumas de dinero, casi siempre extraídas de los sagrados recursos públicos.

La seguridad ciudadana podemos decir que brilla por su ausencia. Las fuerzas del orden hacen lo que se les permite. En las alcaldías se improvisa, no hay quién dirija óptimamente una eficaz estrategia de seguridad y convivencia ciudadana. Las familias se sustraen de salir a un parque a recrease. No podemos bajo punto de vista alguno perder el principal atractivo que tienen. Mientras lo cual sucede, los gobernantes juegan a conformar o desbaratar mayorías y distribuir contratos en función de intereses electorales y económicos y no los superiores de la comunidad que representan. No estamos bien y no vamos por el mejor de los caminos.

Rubén Darío Ceballos Mendoza. rubenceballos56@gmail.com *Jurista

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