JOSÉ MANUEL HERRERA BRITO

Por: José Manuel Herrera Brito*

Si seguimos actuando en política de la manera tradicional, esperando que políticos, instituciones y autoridades sean las que se ocupen de las políticas públicas y de nuestro desarrollo, seguiremos sintiendo que no formamos parte del proceso, y estaremos siempre insatisfechos, lo que impone que la ciudadanía debidamente empoderada y organizada, opte por hacerse cargo de sus derechos políticos, de ejercer su derecho al voto y una activa participación en las decisiones que tienen que ver con su vida, territorios, desarrollo sostenible, articulado y armónico en los ámbitos, social, cultural y político. ¿Cómo lograrlo entonces? A través de la gobernanza colaborativa, concepto que deviene del anterior, es un proceso y una forma de gobernanza en la cual los participantes, partidos, agencias, actores, que representan diferentes intereses, son colectivamente empoderados para tomar una decisión de política pública, o para hacer recomendaciones a tomadores de decisiones que no realizarán.

Este concepto, más fuerte que el de gobernanza, implica que la ciudadanía se empodera efectivamente de manera teórico-conceptual y en la práctica diaria, constante y creciente de incidencia en el diseño e implementación de políticas públicas, que le pertenecen, lo cual exige mucha preparación, voluntad y tiempo por parte de los grupos ciudadanos, o movimientos sociales que opten por ejercer la gobernanza colaborativa, sobre un determinado tema o conjunto de temas de políticas públicas; al tiempo que demanda una actitud democrática y abierta por parte de las autoridades que representan las instituciones públicas o los niveles de gobierno correspondientes.

Nos lleva lo antecedente, al concepto de gobierno abierto, que es el otro lado de la gobernanza colaborativa, puesto que solamente podrán ser exitosas las voluntades y acciones ciudadanas, altamente empoderadas y comprometidas, si es que del otro lado existen gobiernos dispuestos a aceptar esta colaboración de la ciudadanía, siendo necesario que se produzca un importante cambio en el paradigma de la forma de hacer política, y de realizar la gestión pública, para que podamos lograr la gobernanza que todos deseamos, una gobernanza real y viva. Las constituciones, las leyes y demás normativas y acuerdos son importantes, pero si todas las buenas voluntades quedan en letra muerta. Es como si lindas ideas, geniales conceptos y altruistas ideales, no existieran, requiriéndose en consecuencia y preferiblemente menos palabras y más acciones.

Gobierno abierto es un gobierno visible para la ciudadanía, m con gestiones transparentes, información pública verdadera, relación directa autoridades / ciudadanía y la revolución digital que nos permite lograr esto más fácilmente a costos más bajos. No es llenar de computadoras las instituciones públicas, o lograr una gestión cero papeles, sino de cambiar las mentes de los burócratas y las actitudes de la ciudadanía, ya que una ciudadanía activa, acompañada de una ciudadanía digital efectiva, constituirán sin duda una verdadera revolución en la forma de hacer política.

Requeridos estamos de exigir mayor transparencia, responsabilidad y rendición de cuentas, ofrecer a la ciudadanía una serie de instrumentos y herramientas que le permitan participar en la toma de decisiones, y a las autoridades mayor transparencia y una efectiva participación ciudadana en varios niveles. Sociedad civil y organizaciones ciudadanas, deben trabajar de manera conjunta, articulada y armónica para lograr que las autoridades y demás servidores públicos, cambien su forma de pensar, y se acostumbren a tratar con ciudadanos empoderados y cada vez más exigentes. Una ciudadanía activa debe ser además constante, consistentemente, oportuna y tener perspectivas y estrategias claras en su actuar ante las autoridades.

Importará siempre luchar por alcanzar una verdadera democracia y mejores condiciones de vida; liberarse de dictaduras opresoras; exigir una democracia mejor, real y responsable; una educación pública gratuita y de calidad; y que los culpables de la crisis sean los que paguen, y no las mayorías empobrecidas. La ciudadanía y los movimientos sociales, están tomando una fuerza, y una relevancia, nunca antes vista en una escala global. La era digital está logrando una comunicación global.

Tenemos que concluir que la política sirva para muchas cosas, en especial para expresarnos, hacer escuchar nuestras voces. Los medios tradicionales de información también tienen su cuota de culpa, al no haber dado cabida a las voces de las grandes mayorías. Nos sirve también la política para apropiarnos de nuestros destinos, para que ciudadanas y ciudadanos dejemos de ser pasivos, y cambiemos hacia una ciudadanía activa; utilizando los diversos instrumentos y herramientas legales y asociativos que tenemos a nuestra disposición para decidir, actuar, incidir y exigir, educarnos como ciudadanos, involucrarnos en los temas que nos atañen y nos tocan, apropiarnos de nuestros espacios públicos, de los bienes comunes que nos pertenecen, y que, por comodidad, dejadez, o necedad, hemos abandonado, para conocer nuestros derechos y obligaciones. Y luego de conocerlos, para cumplirlos y exigirlos; en suma, para ser mejores personas, mejores habitantes, mejores vecinos y mejores ciudadanos. saramara7@gmail.com

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