Por Carlos Villota Santacruz
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Caminando las calles de Tumaco, Ipiales, Buesaco y Pasto, el sentir de los ciudadanos se una sola: “la única posibilidad que tiene el departamento de Nariño –con una frontera viva con el Ecuador- de derrotar el coronavirus, es la vacuna. “Hay que intentarlo una y otra vez, hasta que el aporte científico le de muerte al virus chino”, dice un grupo de jóvenes en la Avenida de los Estudiantes.
Una tarea que no parece nada fácil, en medio de más de 60 mil personas fallecidas por la pandemia en Colombia. Lo que sí reconocen los habitantes del sur del país, es que el coronavirus. Parece que permanecerá por mucho tiempo. “no dejo de ver la televisión en otras latitudes del mundo, donde la vacunación ha tenido un importante avance. En nuestra región, hay descuidos en varios sectores de la población, que generan el crecimiento de casos. Todo se traduce, en el aumento de las camas UCI”, dice la Directora del Instituto Departamental de salud Diana Paola Rosero.
Con el inicio, del lunes del 8 de marzo de 2021, es claro que la hoja de ruta se concentra en la jornada regional de vacunación, donde 1921 personas de primera línea –médicos, enfermeras y personas de distintos roles en los centros hospitalarios, recibieron la vacuna, en un hecho que abre la esperanza en la preservación de la vida y de paso, a una reactivación económica, sostenible y viable en tiempo.
En terminal aéreo Antonio Nariño de Chachagui y el Terminal de Transporte de Ipiales y Pasto, se hizo costumbre de ciudadanos usen tapabocas con prudente distancia y bajo protocolos de bioseguridad. En esencia, se convirtió en una postal. Tanto que quedará registrado en la historia. Un momento de la tercera década del siglo XXI, que será evaluada por la ciencia, el sector público, el sector privado, la academia, los gremios y los medios de comunicación.
Lo cierto, que para el Gobernador de Nariño Jhon Rojas, el Alcalde de Pasto Germán Chamorro de la Rosa y el Alcalde de Ipiales Luis Fernando Villota, la enfermedad asiática provocó la desolación y la desintegración familiar. Es un escenario de emergencia de salud, que “le ha quitado la vida 1628 personas, desde la tercera semana del mes de marzo de 2020.
A pesar del esfuerzo interinstitucional de combatir contra el Covid-19, en el departamento se reportaron 59 nuevos casos positivos (30 mujeres y 29 hombres) Se distribuyen así Pasto (35), Ipiales (4), Arboleda (29, Cartago (2), La Unión (2), Samaniego (29, Belén (1) , Chachagui (1), (Ricaurte (1) San Bernado (1), San Lorenzo (1), San Pablo (19, Sapuyes (1), Tangua (1), Yacuanquer (19 y Tumaco (1).
Las otras frases que se escuchan por parte de los ciudadanos y de personas con responsabilidades gremiales, como Alejandra Lozano Díaz del Castillo –presidente de Camacol Nariño, es resilencia. Una aptitud frente al milagro de la vida, que además está acompañada de la gratitud a los médicos y al personal de salud por su tenacidad, disciplina y su capacidad de servicio profesional. “Desde Camacol rendimos homenaje a todos ellos. A lo largo de esta pandemia, han puesto su corazón, su sentido de proteger a los demás. Es un reflejo que Nariño puede salir adelante”, dice.
Lo qué sí recuerdan los nariñenses, -apegados a sus costumbres, alta regiliosidad y el amor cultural del Carnaval de Negros y Blancos –Patrimonio de la Humanidad- es el colapso del sistema de salud del departamento, cuya ocupación de las camas UCI llegó al 99.1 por ciento. Para que los lectores de EL DERECHO se den una idea de la situación extrema, vivida en el mes de enero de 2021, se traduce en que para “casi dos millones de habitantes, solo quedaron disponibles dos camas”.
Un hecho que originó un trabajo en red –sin precedentes en la región- entre gerentes de hospitales públicos, secretarios de salud, médicos y funcionarios de Alcaldías y la Gobernación. Lo peor de todo, es que el departamento tuvo que adaptarse a la fuerza –a la emergencia de salud- en medio de la falta de personal y medicamentos. “Por ejemplo, nos vimos en la necesidad de liberar camas de cuidado intermedio”, añade el Gerente del Covid-19 en Nariño Mario Benavides.
Bajo este escenario, lo posibilidad de una reactivación económica, está a mitad de camino y lo que es peor, no tiene la suficiente fuerza de cara a las próximas semanas y meses. Es cierto que se hacen foros virtuales, para medir la brújula a la economía, como el liderará Camacol el 12 de marzo o la rendición de cuentas de la Contraloría de Pasto, en cabeza de Paola Ximena Delgado Parra el pasado 5 de marzo. La conclusión por parte de los ciudadanos, es que no es suficiente.
En poco menos de dos semanas, el Congreso de la República iniciará el periodo de sesiones ordinarias del Congreso de la República. Con seguridad la agenda legislativa, abordará el presente y futuro del departamento de Nariño, cuyos habitantes tienen hoy, más preguntas que respuestas al drama social y económico en que están inmersos. También será la oportunidad, para que el presidente Iván Duque, busque abrigar a la región con “un llamado a sus actores a reactivar la economía, a través de la aplicación de medidas de bioseguridad”.
En palabras del mandatario, todos los colombianos y en particular los nariñenses, están llamados a proteger su vida. También los empleos. Sin embargo, en la práctica, detener el virus no es fácil. Más en un departamento con costa y sierra. “Además, el virus parece que permanecerá en Colombia más de un año”.
La agenda implementada por el Gobierno, en el caso de la región sur del país, no parece alcanzar un terreno propicio de reactivación económica. “por el contrario, se están perdiendo empleos”, sentenció Guillermo Camacho presidente del Grupo empresarial Visión Nariño.
Lo que se reclama desde el llamado “triángulo de oro” conformado por Tumaco, Ipiales y Pasto, es la construcción un apoyo presupuestal que vaya de la teoría a la acción. También abrir una puerta de liquidez del Banco de la República. Resinar los recursos del 11 por ciento del Producto Interno Bruto. “Ya estuvo bueno de prevención y preparación”, indicó al diario digital EL DERECHO Alberto Viteri, ex candidato al Concejo de Bogotá, desde su tierra natal Guaitarilla. Esta historia de la pandemia se seguirá escribiendo. No se ha dicho la ùltima palabra.