Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*

Ser eficaces importa para alcanzar las metas mejores, en lo que ayudan las motivaciones, inspirarse en acciones y comportamientos probados y demostrados, fijar el rumbo con la mira puesta en que lo provechoso de los mismos lo hagan pasar, perdurar y pervivir de generación en generación, interesando sobremanera que tras las cosas mejores obligados estemos a persevera a través de las dificultades por duras que las mismas sean, se marquen objetivos, se impongan ritmos, se tome conciencia, se tenga sentido de pertenencia y se avance con denuedo como debe y tiene que ser si en verdad alcanzar consolidaciones es lo que pretendemos y queremos.

No es solo ni apenas con buenas intenciones como vamos a llegar al puerto seguro del integral bienestar para todos. Tampoco con frases acomodadas, rimadas y de pronto hasta impactantes. Todo se queda en un contrasentido de no corresponder con acciones que en verdad vayan aunadas a estructuraciones positivas, viables y factibles que apunten a solucionar, de conformidad con las propias como reales necesidades las una y mil demandas de la población, especialmente la más desfavorecida por la diosa fortuna y por ende en condiciones de marginalidad.

Gobernar no es venderse ante el pueblo con frases ensambladas, articuladas, sino con demostraciones que correspondan al querer popular y no a actuaciones tanto erráticas como absurdas, producto de imprecisiones, improvisaciones, falta de análisis, de visión, de horizonte, de perspectivas, lo que hace que todo lo que se acometa adolezca de una programada razón de ser que responda a lo que tiene ejecutarse para estar y salir fortalecidos en la verdad que si en realidad se quiere se puede y lo cierto es que todos sin excepción queremos para nuestras unidades territoriales sendas de progreso que sustentables y sostenibles sean.

Querer en poder se ha dicho siempre; y lo que es mejor, demostrado está que es ello realizable, además de lógico; más cuándo como sociedad se impone pasar de lo subjetivo a lo objetivo, sin duda lo que debe estar contenido en un poder absoluto para nuestro tiempo. No podemos seguir jugando a la mentira ni a la distracción, toda vez que el progreso se logra con los pies bien puestos sobre la tierra y no pensando en utopías irrealizables pensadas en las nebulosas.

Queremos como departamento y en ello no hay duda, más cuándo lo contemplamos desde la sensatez, es que ningún mandatario, bajo punto de vista ni circunstancia alguna puede arrogarse pensar por los demás y hacer lo que le venga en gana, sino afianzarnos en todo lo que desarrollo y crecimiento traduce con una gestión coherente, que no caprichosa y por demás eficaz, eficiente y efectiva. rubenceballos56@gmail.com *Jurista

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