JOSÉ MANUEL HERRERA BRITO

Por: José Manuel Herrera Brito

Debe plantearse de la misma manera en esto de la planificación y desarrollo sostenible, criterios y consideraciones que planteen el estado de situación de los sistemas de información para el desarrollo territorial, ya que sin información oportuna, confiable, pertinente e integrable no hay posibilidad de diseño, implementación, seguimiento, evaluación ni participación social adecuados en las políticas de desarrollo territorial. Interesara siempre identificar la presencia de por lo menos, tres ejes de evolución de estos sistemas organizados alrededor de procesos institucionales, ojalá con características propias que se construyen también en cumplimiento de sus propias funciones; el fortalecimiento de las capacidades de producción de información georreferenciada, y las arquitecturas construidas para hacer el seguimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y a su implementación en el orden local.

Importan avances, grados de integración y coordinación de esfuerzos, así como una necesidad de conocer en detalle el estado de situación de los sistemas de información e identificar las estrategias para su adecuada gestión. El reto de la información es sistémico pues trasciende las dificultades técnicas de interoperabilidad de los sistemas. Involucra la arquitectura de las instituciones, sus distribuciones funcionales y sus conflictos de poder, así como su capacidad para abordar una muy amplia y variada gama de políticas para el desarrollo territorial. Son necesarias estrategias de gestión amplias para la convergencia y armonización de esas políticas.

El financiamiento de las políticas de desarrollo territorial es vital, al analizarse en el la importancia y el impacto de estrategias de largo plazo, como la descentralización e instrumentos de relevancia estratégica, como la banca de desarrollo, en lo que se impone recoger resultados de análisis de los que surge el aporte positivo de la descentralización en la disminución de las desigualdades en las capacidades de gasto y la disminución de las desigualdades territoriales en los niveles de bienestar, de donde surge el efecto desequilibrador de las trasferencias originadas en el pago de regalías por la explotación de recursos naturales no renovables. La banca de desarrollo puede crear mecanismos de financiamiento acordes con los retos del cambio climático y puede mejorar el acceso al crédito de largo plazo por parte de los territorios, especialmente los menos favorecidos.

Conviene observar si las políticas identificadas definen o no instrumentos de financiación y analizar las características de esos instrumentos. Igualmente, identificar algunas debilidades en esa definición, además de establecer un conjunto de criterios para caracterizar esos instrumentos en función de sus propósitos de política pública, que incluyen plazos, intervención de múltiples actores en diferentes niveles, adaptabilidad a diferentes situaciones de los territorios, equilibrio entre la creación de infraestructuras y sistemas de soporte con las capacidades de gestión, sistemas de seguimiento y monitoreo y espacios de participación; criterios puestos a prueba y reconocidos en su capacidad para mejorar la calidad del diseño y la implementación de los instrumentos de financiación del desarrollo territorial.

La tarea de los gobiernos en materia de financiamiento para el desarrollo territorial debe orientarse a integrar, ordenar y gestionar conjuntamente los esfuerzos, algo que en la mayoría de los casos ocurre en forma dispersa, fragmentada, descoordinada; debiéndose apuntar la construcción de marcos nacionales integrales de financiamiento, cuya importancia radica en mejorar el uso de los recursos y la calidad de acceso a ellos. Sin estrategias precisas complejo será sacar partido de las oportunidades y aminorar los riesgos.

Importa en esto de manera fundamental para la caracterización de los procesos de diseño e implementación de las políticas de desarrollo territorial, la extensión de un modelo útil para diseñar sistemas de planificación para el desarrollo e identificar sus fortalezas y debilidades, en lo que ayudará sustancialmente conformar equipos interinstitucionales (sectores), en múltiples niveles (escalas de gobierno) y plurales (diversidad de actores) que apliquen una metodología que parta de la realización de un inventario de las políticas de desarrollo territorial, analizar la estructura de dicho inventario y sus condiciones de coordinación para identificar sus posibles inconsistencias y debilidades.

Se trata de generar el conocimiento necesario para la elaboración de estrategias que contribuyan a transitar de este conglomerado o familia hacia un ecosistema de políticas de desarrollo territorial. Este tránsito es tarea de los Gobiernos de los países de la región, por lo que se requiere un modelo que facilite la realización de un balance de situación.

Es definir los niveles y criterios que permitirán caracterizar las políticas de desarrollo territorial desde el punto de vista de los desafíos de la planificación: intersectorialidad, múltiples niveles, pluritemporalidad y participación de actores sociales; puesto que el conocimiento y la caracterización de la familia de políticas de desarrollo territorial se entiende como un paso indispensable para la generación del conocimiento que debería llevar a los países al diseño de las estrategias que permitan acercarse al horizonte deseado; esto es, el denominado ecosistema. saramara7@gmail.com

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