eudal carbonel arqueologo y palentólogo

Por: Ana Jiménez*

las-6-lecciones-del-arqueologo-eudald-carbonell- que se jubiló hace unos meses y se despidió como profesor universitario. Eudald Carbonell i Roura es un prehistoriador, arqueólogo, antropólogo, geólogo y paleontólogo español, que se jubiló hace unos meses —tiene 71 años—, ha dedicado más de 45 a la investigación en el yacimiento de Atapuerca, en Burgos.

Primero se despidió como profesor (en la Universitat Rovira i Virgili), y después de sus responsabilidades en los yacimientos de la sierra de Atapuerca. A lo largo de su carrera ha realizado numerosas excavaciones en yacimientos europeos y africanos. Entre las más destacables, las mencionadas de Atapuerca, dónde ha trabajado desde 1978, proyecto que ha codirigido desde 1991 junto a Jose María Bermúdez de Castro y Juan Luis Arsuaga.

Eudald Carbonell i Roura es un prehistoriador, arqueólogo, antropólogo, geólogo y paleontólogo español.
Eudald Carbonell i Roura es un prehistoriador, arqueólogo, antropólogo, geólogo y paleontólogo español.   Ana Jiménez / Propias

Gran pensador contemporáneo, sus aportaciones nunca dejan indiferente y han quedado recogidas en sus libros, como el reciente De la caverna al cosmos (Ara Llibres en catalán, RBA próximamente en castellano). En una entrevista en La Vanguardia, Carbonell repasaba sus aprendizajes vitales y reflexionaba sobre la existencia humana y su futuro.

De la caverna al cosmos es un libro de Eudald Carbonell Roura que explora el futuro de la humanidad.

Los aprendizajes que da la edad. “He aprendido que somos seres muy contradictorios y con la edad me he dado cuenta de que todo es muy relativo: las cosas que antes me parecían muy importantes, ahora no me lo parecen tanto. Y aquellas que no me parecían importantes, lo pueden ser para otras personas. Por tanto, he aprendido a relativizar el tiempo y el espacio”, explicaba el también geólogo.  Sobre esos aprendizajes, concretaba, “ya no me parece tan relevante publicar en grandes publicaciones como Nature o Science, aportando al conocimiento cosas fundamentales. Pienso más en el hombre o en la mujer en sí, en las cosas más abstractas. Los años me han enseñado que hay que tener mucha paciencia y perseverancia para llegar a saber muy poco”. Hay que tener mucha paciencia y perseverancia para llegar a saber muy poco

Intergeneracionalidad y mirada joven. Carbonell apuesta firmemente por el talento joven y por confiar en su criterio y su mirada. “Yo siempre he conectado y he apostado por la gente joven. Lo he hecho todo por ellos y creo que lo he conseguido. De hecho, en mi última lección en la universidad, había muchísima gente joven escuchándome atentamente porque pensaban que lo que escuchaban era algo muy coherente. Hace falta más gente mayor que tenga claro que los jóvenes son los que tienen que cambiar las cosas y no gente mayor que crea que las cosas se hacían mejor antes cuando ellos eran jóvenes”. En su última clase en la universidad, Carbonell decía a los alumnos asistentes: “Tenéis que escuchar a los mayores, porque son nuestra memoria. Ahora, no les tenéis que hacer caso”. En su entrevista en La Vanguardia comentaba que los más jóvenes tienen que “escuchar a los mayores para hacer lo que les dé exactamente la gana”.  Hace falta más gente mayor que tenga claro que los jóvenes son los que tienen que cambiar las cosas. Eudald Carbonell

De humanos a transhumanos. Sobre sus investigaciones o dedicaciones actuales, Carbonell comenta: “Ahora estoy haciendo la teoría de la evolución social humana y trabajo a partir de las claves para entender el lenguaje. El lenguaje y la tecnología son lo que nos han hecho humanos. Ahora, persiguiendo las claves de este lenguaje, entenderemos la inteligencia artificial, que es lo que nos hará transhumanos. Y en eso es en lo que estoy pensando ahora, en el paso que nos llevará de humanos a transhumanos”.

La importancia de pensar y poder pensar. Para el también geólogo, pensar es básico para el ser humano, una de las claves de nuestra especie, que se tambalea con las enfermedades neurodegenerativas. “No pensar es un desastre porque perdemos la conciencia crítica, la capacidad de elección y la libertad. (…) Si no piensas, dejas de existir y te transformas en un vegetal, biológicamente en un ser despreciable. Toda persona que es inteligente, que es capaz y es consecuente, ha de pensar. Siempre he tenido miedo a sufrir alzheimer como tuvo mi madre, o demencia senil como mi padrino. Es el miedo a tenerlo y a convertirme en un vegetal. Si me pasara, querría la eutanasia, ¡lo tengo clarísimo! Mi testamento vital es morir en condiciones cuando realmente sea irreversible la vida. Y la vida quiere decir pensar. Si dejas de pensar ya no es vida”.

Somos una sociedad imbécil. Carbonell no duda en afirmar que “somos unos imbéciles porque sabiendo que hacemos las cosas mal, las seguimos haciendo mal. Esto es propio de un imbécil”. Y añade: “Esta es una conclusión a la que he llegado después de muchos años de pensar en la especie. Para rectificar hace falta autocrítica. Lo tenemos fatal porque estamos ante una situación de colapso muy importante y que se está manifestando ya. El nivel de la patología humana ha llegado a un nivel tan estructural que nos enfrentaremos a una crisis ecológica, social, biológica y de crecimiento de la especie”.

Las consecuencias de esta crisis, según el paleontólogo, serán muy graves. “Esta crisis llevará a una descarga demográfica de 2.000 millones, como ya pasó en la Revolución Industrial, que perdimos una cuarta parte de la población. Perdimos 200 millones de personas entre las dos guerras mundiales. Y ahora volverá a pasar lo mismo (…). ¡Si el mundo no está en crisis, que venga Dios y lo vea! Si no hay una crisis absoluta es porque está aguantando económicamente, pero cuando la economía estalle, estallará todo”.

El papel de los mayores en la sociedad: vamos a peor. Para Carbonell, “el papel de los mayores en la sociedad ha involucionado, damos por supuesto que su papel no es importante. Los aparcamos, y aparcamos nuestra memoria, porque el sistema ahora tiene memoria artificial y ya no nos hace falta la memoria de los mayores tal y como necesitábamos antes. Están los ordenadores. Antes todo estaba escrito, pero no existían los protocolos. Pero la memoria de nuestros mayores sigue siendo relevante”. 

*Comunicadora. Periodista.

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