JOSÉ MANUEL HERRERA BRITO

Por: José Manuel Herrera Brito*

Improvisación y populismo a nada positivo conducen, como hasta la saciedad demostrado ha sido a través de los tiempos. Amenazan la prosperidad de la sociedad en su conjunto, la empobrece; más cuando los guarismos indican que hemos perdido mucho poder adquisitivo en muy poco tiempo. No vemos aciertos, abonos sociales de valía, medidas que real y verdaderamente estuviesen dirigidas a proteger a los colectivos más vulnerables; solo justificaciones sobre acciones sociales inexistentes, que sin embargo afectaron escandalosamente las arcas públicas.

Lo característico de estos gobiernos nuestros, improvisación y populismo que generan crisis en medio de una miopía aterradora, revela escuetamente la incapacidad de los mandatarios para enterarse del malestar que en la calle cunde, todo es demagógico en sus propios beneficios y se traduce en ordeno y mando sin que nada más importe. Es eso para ellos lo importante. No han dado (¿será que les interesa?) para afrontar ni siquiera mínimamente, una de las crisis más complejas de los últimos decenios. Tardan en reaccionar, improvisan medidas discutibles y recetas confusas que llevan ya cocinadas a los cuerpos colegiados para exigir que les sean convalidadas y bendecidas porque sí, esto es sin estudios serios, sin discusión ni debates, sin fórmulas de juicio, solo por sus imposiciones.

Conduce todo esto, aunado a la corrupción que entre nosotros rauda transita, a la pobreza, misma que la ONU ha definido como «la condición caracterizada por una privación severa de necesidades humanas básicas, incluyendo alimentos, agua potable, instalaciones sanitarias, salud, vivienda, educación e información»; aspecto preocupante entre nosotros al no poder consolidar crecimiento económico, bienestar y política social, entendida como la intervención del modo de funcionamiento de los vectores a través de los cuales los individuos y grupos se integran con grados variables de intensidad y estabilidad a la sociedad.

Transita la pobreza, así la concibo y también se percibe, por los meandros eufemísticos de política social, cuestión social, así como redefinida como desigualdad; de una u otra manera como se la quiera llamar o sobre nombrar, importa combatirla, debelarla, poner de relieve las implicaciones del pasaje de la asistencia social ligada a la lucha contra la pobreza y la emergencia de los programas de transferencia condicionada de ingresos en las políticas sociales; de la misma forma que en la búsqueda y procura de medidas específicas basadas en un enfoque de derechos orientado a la protección social, y así poder avanzar en comprender cómo articularla en ruta a su superación. La pobreza es mal asunto en contexto de cuestión y políticas sociales. saramara7@gmail.com

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