Por Lorena Zea Muñoz*
Conceptualmente la Economía Verde no es un concepto nuevo, fue introducido en 1984 por Pearce, Markandya y Barbier en su libro Blueprint for a Green Economy, donde se define como “un sistema de actividades económicas relacionadas con la producción, distribución y consumo de bienes y servicios que resulta en mejoras del bienestar humano en el largo plazo, sin comprometer a las generaciones futuras a riesgos ambientales y escasez ecológicas significativas”. Sin embargo, hasta Río+20 fue introducido oficialmente.
La economía y el ambiente actualmente logran un alto grado de interacción debido a la concienciación ambiental de la sociedad, teniendo en cuenta los daños que las actividades productivas causan sobre el entorno natural. Muchas de estas actividades son causantes de procesos de contaminación en los recursos agua, aire, suelo y biodiversidad, que afectan de manera directa sobre la dinámica social. Esa toma de conciencia ha permitido que se busquen alternativas más sostenibles y responsables con el ambiente, en el sentido de alcanzar una serie de acciones y regulaciones por parte de los Estados y de iniciativas sociales para controlar, minimizar, corregir y prevenir los efectos nocivos de las actividades económicas sobre el sistema natural, proceso de actividades conocido en los medios, como economía verde.
Se relaciona este concepto de economía verde con el de “economía ecológica”, término que surge de la traducción al español de “green economy”. De tal manera, la economía verde fue presentada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente – PNUMA, a finales de 2008, como un mecanismo integral y práctico de trabajo, que busca mediante el análisis y apoyo a las políticas de inversión incentivar los sectores verdes y cambiar los sectores económicos hostiles con el ambiente. Actualmente, la economía verde se describe como una economía que busca mejorar el bienestar humano y alcanzar la equidad social, mediante la reducción significativa de los riesgos ambientales y el uso sostenible de los servicios ecológicos. Es la economía que busca un desarrollo con bajas emisiones de carbono, eficiente en el uso de los recursos y socialmente inclusiva.
El concepto de economía verde deriva de una serie de discursos por parte de organizaciones a nivel mundial; y, es en definitiva aquella que se apoya en tres estrategias principales: la reducción de las emisiones de carbono, una mayor eficiencia energética y el uso de recursos naturales, y la prevención de la pérdida de la biodiversidad y de sus servicios ecosistémicos. Para lograr la implementación de esas estrategias es necesario el apoyo mediante inversiones a nivel público y privado, como también el de reformas políticas y cambios regulatorios, siendo indispensable por lo tanto preservar, fortalecer y cuando así se requiera, reconstruir el capital natural como un activo económico y de beneficio público, del cual dependen algunos sectores de la sociedad para su desarrollo.
Antes de abordar sus objetivos, importante es revisar el contexto del orden mundial, donde los problemas ambientales globales, como el cambio climático, pueden generar consecuencias irreparables para la humanidad. En dicho orden de ideas, a nivel económico, en la actualidad se presenta un incremento en el precio de los combustibles renovales, en el precio de los alimentos y en el de las materias primas. El aumento de la demanda de energía muestra que la dependencia en el uso del petróleo y de otros combustibles fósiles continuará por un largo tiempo. La seguridad alimentaria, a nivel general no ha dimensionado el problema, por tal razón, no se están generando soluciones alternativas para alimentar a una población de nueve mil millones de personas en el año 2050. La escasez de agua dulce es un problema mundial y las previsiones indican que para el 2030 habrá un desequilibrio mayor entre la demanda anual y el suministro renovable de agua dulce. Con respecto a la dinámica social, según UNICEF & OMS, para los servicios básicos de saneamiento se evidencia que más de 600 millones de personas en el mundo se encuentran sin acceso al agua potable. Todos estos problemas representados en las actuales crisis, están afectando la capacidad para sostener la prosperidad en todo el mundo y alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio –ODM- que erradicarían la pobreza extrema.
Una de las principales acciones que busca la economía verde en el contexto del desarrollo sostenible, es la erradicación de la pobreza, de manera que se garantice una mejor calidad de vida, sin afectar los recursos naturales. Por esta razón, difundir el concepto de economía verde sin tener en cuenta las necesidades de los grupos vulnerables y el deterioro natural es un error, considerando que no se garantiza una recuperación de la dinámica ambiental y social en el corto, mediano y largo plazo.
Para lograr la transición hacia la economía verde, importa considerar factores tales como disminuir la pobreza, invertir en el capital natural y de su recuperación, generar empleos y mejorar la equidad social, incentivar a las energías renovables y eficiencia energética, la movilidad y sustentabilidad urbana, lo que nos dice que conducen sus objetivos a alcanzar bajas emisiones de carbono, a utilizar los recursos naturales de forma eficiente y es socialmente incluyente.
*Ingeniera Ambiental. Especializada en Administración Ambiental. Magister en Dirección Ambiental y Dirección de Proyectos. lorenazeamunoz@gmail.com