Por Enrique Herrera Araujo

@enriqueha

La inversión y el dinero llegan a aquellos sitios donde se reproduce, donde asumiendo riesgos, se multiplica. Es en esos circuitos en los que se mueve. Y los mejores lugares para ello son los ecosistemas de negocios, por ejemplo y guardando las proporciones, pero ayuda a ilustrar, Silicon Valley. Ahí habita el emprendimiento, la innovación y el cambio. El poder también. Esa es su naturaleza y razón de ser. 

El mundo, al igual que la vida,  no solo cambia, sino que fue concebido para el cambio;  y la lección implícita de esto, para las zonas rurales y para el  agro también  -si quieren ser competitivos-  es que pueden aprender a cambiar, es más,  necesitan cambiar si no  quieren quedarse atrás. Y ello no es fácil ni difícil. Es aprender. Y el Covid19 con la revolución tecnológica y la transición energética aceleraron la metamorfosis y, en este sentido, no se trata de un evento coyuntural o circunstancial, se trata de otro mundo, uno nuevo, distinto y que está en transformación.

Y Colombia va atrás en el acople con ese nuevo mundo y el campo todavía aún mas; el rezago en infraestructura, adaptación, capacidades técnicas y usabilidad de la tecnología digital es significativo. Existen limitantes relacionados con el acceso, uso y apropiación de tecnologías digitales en los procesos productivos agropecuarios al igual que  carencia de un ecosistema para el surgimiento de emprendimientos de agrotecnología y limitantes enconectividad rural  y en las capacidades para operar tecnologías por parte de los productores.

Para comenzar  acercar el campo a ese nuevo mundo se requiere una estrategia que impulse la AgroTech en el marco del WorkerTech (WT). El WT es  la oferta de servicios digitales que aprovechan el poder y la comodidad de la tecnología para ofrecer a los trabajadores independientes beneficios personalizados, a la vez que les facilitan el acceso a sistemas de protección y defensa de sus derechos. AgroTech es para el campo lo que FinTech es a las finanzas o EdTech a la educación. Las apps hacen la vida más fácil. Agrotech también. Pensar el agro sin lo digital es pensar en un agro de finales del siglo XX, desconectado y no on line.

La agricultura del futuro, si quiere ser competitiva debe ser, como lo he anotado en varias de mis columnas,  verde y digital;  y el principio de lo segundo puede ser, tal  como anotó Luis Hernández en su documento Lineamientos de política pública para la promoción de la agricultura inteligente: i) promover  un ecosistema robusto de servicios tecnológicos para la agricultura inteligente; ii)  Impulsar mayor conectividad en áreas rurales con potencialidades productivas regionalesy iii) Fortalecer las habilidades digitales de los productores rurales como base para la usabilidad de nuevas tecnologías en los procesos productivos agropecuarios.

Tarea nada fácil, pero necesaria e inaplazable para que al agro no siga naufragando en un escenario sin ecosistemas de negocios y  siga sin subirse en el tren de la competitividad. 

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