En memoria de nuestros fallecidos

Por: José Manuel Herrera Brito

La partida de un ser querido trastoca querámoslo o no los sentimientos personales, más cuando quien parte al arcano eterno e ignoto es una joven figura con todo por delante para ofrecer, como lo hizo bien y mejor Cristian Antonio Herrera Pinzón, primo del alma, en su corta existencia de 25 años, y así lo reconocen su familia, quienes lo conocieron, así como sus amigos, de quienes fue soporte, guía y consejero.

CRISTIAN HERRRERA
Cristian Antonio Herrera Pinzón,

Entendía la amistad como un todo trascendido a la hermandad y soportada en amor, lealtad, solidaridad, incondicionalidad, sinceridad, gratitud y compromiso cristiano, lo mismo que como un vínculo que se cultiva con el trato asiduo y el interés recíproco, lo que bien vale la pena fortalecer, complementar y enriquecer, en la verdad que no solo consiste en un intercambio de ideas y sentimientos, sino también en compartir los buenos y no tan buenos momentos de la vida.

Irradió Cristian Antonio las emociones mejores, empatía, gratitud, ilusión, optimismo, ya que además concebía la verdadera amistad como una experiencia de transformación mutua entre personas que forjan su pensamiento y sus emociones a partir de su relación. Su temprana partida nos sume objetivamente hablando en el precepto del dolor latente, por su pérdida irreparable, por su recuerdo sentimental, por ser digno de ser amado por siempre, por su espíritu vivo, por su arista afectiva que encarnaba en su esencia y conciencia humana, entre otros positivos, generales y particulares aspectos que animaba y encarnaba.

Su fallecimiento nos conmueve en nuestra vida, nos afecta de tal manera causándonos una hendidura perenne en el alma, una herida abierta, sangrante. Grande sin duda era su porvenir. Excelente estudiante y deportista. Sé a ciencia cierta y conciencia que nunca serás olvidado por quienes te conocimos, tuvimos oportunidad de tratarte y supimos de todas tus bondades, mostrada y demostrada nobleza, y primera condición como el gran ser humano que fuiste, lo que merecerá ser alabado por siempre, No tendrás olvido y ello lo asegura tu ser, hacer y quehacer cristiano en tu paso por esta esfera terrenal.

Múltiples fueron tus dotes. Bastaba oír a tus amigos en los actos fúnebres para saber todo cuanto representabas para ellos y ni que decir lo que representabas para nosotros como tu familia. En verdad duele y dolerá mucho y más tu ausencia. Tu obra en vida habla y hablará por sí sola y trasmitida quedará en tu legado, que, aunque corto en el tiempo, arraigado, eterno y valioso será en importancia, ejemplo, testimonio y existir, que se expandirá para la posteridad en gratos recuerdos, lo que nos ayudarán a apreciar el manjar de la exigencia de la objetividad de todo cuanto traduce, importa, representa, comporta y significa el sentimiento. 

Nos queda a familiares y amigos, la satisfacción espiritual y plena de saberlo en la bóveda celestial a la diestra de Dios Padre Nuestro Señor Todopoderoso y Eterno, como bien y mejor merece, desde donde nos protegerá con las más y todas las bendiciones. Dios bendito en y con nosotros siempre. saramara7@gmail.com

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