JOSÉ MANUEL HERRERA BRITO

Por: José Manuel Herrera Brito. saramara7@gmail.com

La política, en lugar de erigirse como ese noble, grande y excepcional ejercicio, labor, oficio y tarea que debe entrañar, complica en decir de muchos todo cuanto toca, por urdir muchas veces, las más talvez, todo un juego perverso de intereses que busca el poder público a toda costa, generando en consecuencia escenas, situaciones y circunstancias  tanto increíbles como lamentables, que a los ciudadanos sorprende y harta por la forma y manera en que los políticos toman sus decisiones, pero particularmente por cuanto ellas no responden a los intereses mejores ni superiores de la colectividad.

La coherencia en muchos de ellos pareciera estar siempre ausente a juzgar por la manera como pasan de un partido, grupo o movimiento a otro en segundos, o aspirantes que, no obstante, el rechazo y repudio general en su contra por acusaciones variopintas y testimonios de víctimas, siguen adelante en busca de una curul o cargo gubernamental. Es grave sin duda la falta de credibilidad que nuestros políticos han creado en la ciudadanía que sabe a ciencia y conciencia de lo que son capaces, pero sin embargo no se sorprenden, pues lo asumen como algo normal. No hay ya capacidad de asombro ni de reacción, lo que es peligroso en una democracia como la nuestra; pero más grave aún, que a pesar de todo sea la medida a seguir en los próximos días cuando tenemos cita con una nueva justa electiva.

En estos tiempos importan como nunca experiencia, trayectoria, preparación, capacidad, antecedentes, condiciones mostradas, demostradas y probadas como requisitos importantes y urgentes. Interesa que votemos por candidatos con voluntad de servicio, comprometidos en ayudar a potenciar las condiciones de vida de la mayoría de los nuestros. No más las incongruencias, inconsistencias y traiciones que se contienen en muchos políticos y partidos. De ahí que de parte nuestra, obligados estemos a estar alerta y ayudar con lo que decidamos en urna a corregir rumbos, De no hacerlo, seguiremos siendo cómplices de todo lo malo y peor que padeciendo estamos. Todos somos corresponsables de todo, lo que impone elegir bien, elegir a los mejores, a fin de no seguir sumidos en decepciones.

Busquemos empezar a consolidarnos como departamentos y país a partir del integral progreso, bienestar y prosperidad. No podemos más seguir creyendo en quimeras y decir en las urnas que comprendemos su juego, que no están jugando limpio y que queremos desde la sindéresis impulsarnos, potenciarse y caminar enhiestos y decididos por los senderos de los grandes logros y las superiores realizaciones.

Compatriotas, decidamos bien. No más equivocaciones. No más zozobra. No más negativas afectaciones. No más una política repleta de insuficiencias que solo tiene en mente perseguir el poder por el poder. Requerimos es que trabajen en beneficio colectivo. Ese es el poder de la democracia, la posibilidad de cambiar de rumbo y dejar consignado de manera clara y contundente que no estamos para permitir, ni siquiera mínimamente, más engaños de ninguna índole ni naturaleza. Ojo avizor y actitud consciente por favor. 


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