¡Patrimonio económico, turístico y cultural!
La Ciénaga Grande de Momil, es una de las riquezas hídricas más grande que tiene el municipio y se constituye en el Patrimonio más importante de todos sus habitantes. Geográficamente está ubicada en la subregión de la Ciénaga Grande del Bajo Sinú, al norte del departamento de Córdoba y cobija otros municipios como Santa Cruz de Lorica, Cotorra, Purísima y Chimá. En Momil, este ecosistema ocupa una extensión de 4.000 hectáreas según datos estadísticos suministrados por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, Seccional Córdoba. Fue utilizada por nuestros nativos como medio de supervivencia y subsistencia. Al fondo, se aprecian sus dos cerros: Grande y Mohan, siendo este último, el sitio donde se sentó por muchos tiempo la etnia Zenú, considerados los primeros pobladores de esta histórica y hermosa población. Su inmenso espejo de agua ha sido testigo de muchas vivencias y creencias, no solo de nuestros primitivos, sino también de los abuelos cuya principal actividad era la pesca, la cual se fue dando de generación en generación, hasta constituirse en su mayor fuente económica.
Nuestra Ciénaga Grande, es también un lugar turístico, recreativo y cultural, puesto que en cualquier época del año es visitada por propios y foráneos; especialmente en la temporada de Semana Santa o Semana Mayor, que se reúnen para disfrutar y contemplar su belleza y variada naturaleza, conformada por sus imponentes cerros y el maravilloso contraste de su atardecer cuando el sol va declinando y reflejando su luz sobre el agua, produciendo un efecto hermoso y agradable a la vista de sus visitantes. Pero así, como se seca para esta época, también se crece en la temporada invernal, hasta el punto que son muchas las familias afectadas que viven aledañas a ella. Igualmente, ha sido utilizada como medio de transporte fluvial ya que a través de pequeñas embarcaciones o canoas se transportaban de la parte posterior del cerro hasta la población que inicia con el popular y conocido barrio Las Lamas, donde se fueron acomodando los migrantes y de ahí, en adelante se fue poblando dando origen a otros barrios como Roble, Mamón y Rincón.
Con orgullo puedo decir que, desde la generación de los abuelos, hasta la actual; hemos disfrutado, compartido y beneficiado de sus grandes riquezas; inicialmente satisfacían sus necesidades personales y demás quehaceres domésticos con el preciado líquido, que solía ser transparente y limpio. También, ha sido para muchos “Musa de inspiración” se han creado canciones, poesías, versos, décimas, cuentos, pinturas, festivales, eventos recreativos y deportivos propios de la región; mitos y leyendas en torno a ella. Es que, una cosa es hablar, y, otra es verla en todo su esplendor, pienso que, nuestro Creador, fue justo y misericordioso con nuestra tierra, nada que envidiar a otros pueblos, porque cada uno de ellos, también tiene lo suyo. Hoy, la gran preocupación de sus habitantes y en especial de la población pesquera, es que la mayor fuente de ingreso ha cambiado ostensiblemente, debido al abandono en que está sometida por parte de los Gobiernos: Nacional, Departamental, local y Autoridad Ambiental, que solo ofrecen temporalmente paños de agua tibia, pero no una solución viable y auto sostenible.
Otrora, Momil, fue un centro de producción pesquera siendo el bocachico la especie más representativa y de considerable tamaño que por su extensa producción abastecía a las regiones de Córdoba y Sucre. También, existían otras especies como la mojarra amarilla, el moncholo y la charua, las cuales se han ido extinguiendo. Cabe señalar que, nosotros como hijos de esta madre naturaleza, hemos contribuido a su frecuente deterioro de manera no intencional, “somos conscientes de la situación” dicen representantes de este pequeño gremio de pescadores que se dedican diariamente a esta actividad por necesidad y como medio de subsistencia para él y su grupo familiar.
Esther María Puche M.
Comunicadora Social