Ruben Darío Ceballos Mendoza

Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*

La política es el arte de tomar el poder, de conservarlo y utilizarlo para el bien de la sociedad, importando recapitular y volver a educar conforme a las bases de una sociedad virtuosa, que de no hacerse, seguiremos inmersos en corrupciones y toda clase de desvíos y desmanes en contra de los pilares fundamentales del ordenamiento social y convivencia ciudadana, lo que impone ser gobernados bien y mejor; esto es, con acciones concretas en el mejoramiento de la justicia, la lucha contra la corrupción, la observancia de los derechos humanos, la preservación del medio ambiente y la protección a la ciudadanía.

Un buen gobernante debe ser coherente, acercar las necesidades de la sociedad con lo que la política permite, conocer el arte de la política, saber apoyarse en su equipo de trabajo, ser integralmente honesto, tener visión de largo plazo, conocer su contexto, luchar por el logro de los intereses de la comunidad, gran energía y capacidad de concentración, ambición por contribuir al desarrollo, conocer el sistema para obtener mejores resultados, entender el límite de su poder, ser buen comunicador, saber hacer consensos, no olvidar nunca de donde viene, hacer más de lo que dice, ser justo, ser equitativo, preocuparse y ocuparse de todos los asociados con preferencia de los menos afortunados, actuar siempre bien,  asumir con entereza las responsabilidades por encima de todo, ser asertivo, consultar, escuchar, estudiar, analizar.

Requeridos estamos de buenos gobernantes, que respeten a los demás y tomen de ellos lo mejor, impulsen desarrollo y crecimiento, lo mismo que nos adentren en escenarios de cultura, confianza, convivencia, bienestar y prosperidad. Entender que tiene que ir más allá de sus personales intereses, del poder desmedido, de codicia, avaricia, apetitos personales, afán de poder y desde luego de la codicia. Repartir las oportunidades, incentivar y recompensar a la gente.

Que no improvise, diga verdades, no mienta, engañe ni se deje influenciar en beneficio de otros; pero en cambio sí, atienda en todas sus partes el proceso administrativo (planeación, organización, dirección, control),  en el saber y entender que sus disposiciones afectarán de una u otra forma a sus asociados y que los recursos de que dispone son sagrados y deben en consecuencia ir al pueblo para atender lo más posible las necesidades y demandas de la población.

Es este un año electoral y debemos ser sensatos, reflexivos, consecuentes y por ende votar bien y mejor para avanzar de igual manera, además de culturalmente, ser racionalmente críticos, pasar de la insustancial perotara a la acción, ser analíticos, escoger adecuadamente a nuestros gobernantes, no atender cantos de sirena, rumores, manipuladas tendencias ni personales canonjías. Se trata de ser verdaderamente conscientes respecto de a quienes vamos a elegir, ya que de ello dependerá nuestro futuro y el de las generaciones por venir que requieren de ese superior, pero siempre esquivo integral progreso.

*Jurista  rubenceballos56@gmail.com 

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