Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*

Viajó al oriente eterno Ángel José Ceballos Mendoza, el mayor de mis hermanos. Médico. Abogado, especializado en derecho administrativo. Samario como nosotros todos. Radicado en Popayán, donde adelantó sus estudios profesionales y alcanzó para honor nuestro significativos y reconocidos logros en el campo de la ciencia médica. No por ser mi hermano debo dejar de decir lo que significaba. Simbolizaba la acacia perdurable. Era todo en él permanencia de espíritu elevado. Contenido era de acendrados valores éticos y morales. Buen hijo, hermano, esposo, padre, miembro de familia y amigo integérrimo. Dirigente deportivo. Gran señor. Fino sentido del humor. Jovial, sencillo, agradable, amable, generoso, alegre. Consejero. Orientador y guía de familia. Solidario. Sereno. Pausado. Reflexivo. Humilde. Sencillo. Honesto. Honorable. Inteligente, culto, superdotado, académico, investigador. Hombre de ciencia.    

Fueron sus progenitores Ángel Ceballos y Elsa Mendoza. Estudió primaria en el Gimnasio Santa Marta y secundaria en el Colegio Mayor del Rosario de Bogotá. Siguió la carrera médica en la Universidad del Cauca, institución en la que destacó como alumno, líder estudiantil, deportista, docente, decano de la facultad de ciencias de la salud. Instruyó las asignaturas de salud pública, medicina preventiva, salud ocupacional, medicina legal, ética médica y patología, entre otras. Miembro del Consejo Superior de Unicauca, representante de los Ex Alumnos ante el Consejo Superior y Presidente de su Asociación, donde hizo exitosas jornadas de actualización para los egresados.

Profesional de excepcional trayectoria. Especializado en anatomía patológica y en patología clínica. Magister en salud pública. Distinguido por sus demostradas condiciones y calidades como profesor eminente. Miembro de la Sociedad Colombiana de Patología y Presidente de la misma, donde consolidó acciones para el avance de la anatomía patológica, así como en el campo científico, moral, ético académico y por el bienestar de sus miembros. Formador de patólogos a lo largo y ancho de la geografía patria, entre quienes se encuentran entre nosotros los galenos Cristina Acosta y José Jaramillo, dos de sus ejemplares discípulos. Prestó sus servicios al departamento del Cauca en la Secretaría de Salud como Coordinador del programa materno infantil y Jefe de atención médica, además de Médico patólogo en el Hospital Universitario San José e integrante de la Compañía de Patólogos del Cauca.

Hizo notables contribuciones a la medicina nacional. Asistente y ponente en gran cantidad de congresos, simposios y encuentros científicos en el país y en el exterior. Publicó importantes trabajos en revistas médicas especializadas, publicaciones científicas acogidas con beneplácito por la comunidad estudiantil, médica y científica, dada la profundidad investigativa y conceptual de las mismas. Como Profesor evidenció su formación con exposiciones claras, ordenadas y didácticas. Su lenguaje se tornaba emocionado cuando abordaba los temas de su predilección. En muchos Congresos fue invitado a pronunciar algunas palabras en nombre del país, que siempre le valían el aplauso unánime y entusiasta de los asistentes y el cariño y deferencia ulterior de los organizadores.

Creería que los pocos datos registrados relativos a su trayectoria, son suficientes como para reconocerlo como uno de nuestros grandes valores, que lo ponen en el elevado nivel que le corresponde por derecho propio en la historia médica de la ciudad, el Magdalena, la región Caribe y el país. Pequeño tributo éste a quien en vida puso todo su empeñó en procurar lo mejor desde su hacer y quehacer profesional, docente y científico a la salud del país. Paz en su partida. Gloria a su noble espíritu. Buen viaje hacia el Dios del cielo hermano del alma. rubenceballos56@gmail.com *Jurista

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