Rafael Robles Solano

Por: Rafael Robles Solano*

En marzo y abril del año pasado, aborde en esta plataforma las preocupaciones de los ambientalistas que concurren a estos temas, allí me referí en sendos artículos titulados: “RECURSOS NATURALES Y BIODIVERSIDAD VS CAMBIO CLIMÁTICO (marzo/2021) y LA ESCASEZ DEL AGUA (abril/2021), problemáticas a las que no podemos continuar indiferentes porque estamos llamados a responsabilizarnos todos, pero especialmente aquellos cuyas acciones e intereses económicos prevalecen bajo el pretexto del llamado Desarrollo Sostenible, los que vienen afectando indirecta y directamente el reconocimiento necesario para que este, el cambio climático, no siga con su creciente deterioro ya inocultable. En los aludidos artículos cité cuestionamientos contra aquellos que utilizan como argumentos de apoyo, posturas “vestidas con el ropaje del progreso o mejor, con el sofisma de: las economías naranjas, se manipula y disfrazan proyectos del desarrollo sostenible, como son los agrarios, industriales, ganaderos, comerciales, mineros, etc.”, con las cuales ocultan sus verdaderos intereses, alcances e implicaciones de cara al cambio climático, “tema este que desde hace décadas se viene denunciando por diferentes organismos internacionales dedicados a la protección del medio ambiente, sin que los países desarrollados presten demasiada atención, pese a las tímidas y poco concretas medidas tomadas por el ACUERDO DE PARIS suscrito por 195 países, en el año 2016, dentro del marco de las Naciones Unidas sobre dicho tema, con el propósito de reducir las emisiones de gases con efecto invernadero.”

Sin embargo, para quienes somos conscientes de la peligrosa e irreversible afectación que estos tienen para la futura estabilidad global, donde vemos como la mayoría de los gobiernos de los países desarrollados, pese a sus tímidos apoyos, continúan dilatando la implementación de acciones concretas, por ejemplo para aplicar a partir del año 2030 y otras para el 2050, sin reparar la inocultable perdida de los recursos naturales, resultantes de la explotación irracional de los mismos, donde se destaca la deforestación causada por intereses de multinacionales agroindustriales, o por las “manos criminales de incendios provocados en enormes regiones territoriales de América del Sur, especialmente en los llanos orientales, de la orinoquía y amazonias colombiana y brasilera, de Australia y África, como las observadas en los últimos dos años, confirma la triste y abrumadora desolación de los recursos naturales y de biodiversidad de dichas zonas geográficas, con la pérdida irreparable del ecosistema en su flora y fauna silvestres, cuyo sacrificio da paso a prósperos hatos ganaderos, cultivos industriales (y de narcotráfico), como de urbanizadores que se apoderan de esas tierras para validar su explotación comercial a espaldas del Estado.”

Desafortunadamente aquellos pronósticos expuestos desde hace décadas por científicos y ambientalistas de diferentes organizaciones académicas y ambientalistas, manifestándose sobre “los peligros de invadir los ambientes naturales de las selvas tropicales vírgenes, dado que se desconocían sus condiciones y balances biodiversos de sus hábitat, porque el apoderarse de dichos espacios sin estudios previos, exponía no solo a la desaparición de mucha fauna, no sólo por la pérdida de sus ambientes naturales, sino porque los mismos seres humanos, asumen riesgos al irrumpir y alternar con sitios geográficos desconocidos, insanos, quedando expuestos a infecciones no conocidas, como puede ser el mismo Covid-19” y ahora la epidemia de la viruela símica o virus del mono.

Lo único cierto es que estamos frente a el advenimiento inevitable de una crisis generalizada a nivel global, por la escasez del agua y consecuentemente por el control económico de las reservas y fuentes hídricas del mundo. Y retomo lo expuesto por el CREDIT SUISSE, desde el año 2005, durante la CONFERENCIA ASIÁTICA DE INVERSIÓN, cuando sostuvo y advirtió que: “dos tercios de la población mundial es probable que vivan bajo condiciones de estrés hídrico para el año 2025.” Fecha que ya la tenemos a la vista. En fin, lo cierto es que no hemos conseguido reducir la emisión de gases con efecto invernadero, ni la capa de ozono, pero el cambio climático si nos muestra sus índices de calentamiento global, con afectación de los balances atmosféricos, la desaparición progresiva de los nevados, los cambios bruscos de las estaciones, los nuevos recorridos de los huracanes y ciclones, los incendios forestales descontrolados, etc.

*Secretario Ejecutivo LIDERESOCIAL. lideresocial@hotmail.com

¿Cómo le pareció el artículo?
+1
8
+1
1
+1
0
+1
1
+1
0

Por editor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *