MÉDICO HERNANDO RAFAEL PACIFIC GNECCO

Por: Hernando Pacific Gnecco*

Las bibliotecas son refugios de la cultura y el conocimiento; su historia nos permite conocer y entender la evolución humana. En la Baja Edad Media surgen las bibliotecas catedralicias, las universitarias y las colecciones reales; el desarrollo de los burgos dinamiza la vida urbana. Las bibliotecas catedralicias se alimentan de donaciones; la catedral de Verona funciona ininterrumpidamente desde el siglo V; se destacan también las de York, Colonia, Lyon, Gerona y Pamplona.

Aparecen las universidades; desde el siglo XII se compilan obras, que se encadenaban y eran usadas para consultas; se prestaban a los profesores y, a veces, a los alumnos. También se surtían de donaciones y legados de mecenas y profesores. Oxford, Cambridge y Palencia son ejemplos. Una colección real destacada fue la de Alfonso X y su hijo Sancho IV; bajo su reinado se producían obras por cantidades. Algunos hitos significativos cambian la historia para siempre: la imprenta, la encuadernación, las bibliotecas y la bibliotecología.

La imprenta, esa formidable invención de Gutenberg en la baja Edad Media, revolucionó al mundo: los libros salen de los espacios exclusivos y quedan a disposición de todos. Fue la primera ola de democratización del conocimiento, que se favorece con el desarrollo de las poblaciones, el comercio creciente, la industria metalúrgica y el papel. Esto redujo significativamente el precio de los libros, aumentó su venta y mitigó el analfabetismo. En los centros académicos aumentaron las obras de estudio; en el ámbito doméstico hicieron más presencia, pues los ejemplares exaltaban la posición social de sus poseedores.

Influye el libro sobre la arquitectura y el diseño: en las cortes se crean espacios con mobiliarios específicos para custodiarlos y leerlos; se practicaba especialmente la lectura colectiva. Las colecciones no se vendían; se heredaban como símbolo de estatus, academia y sabiduría. Anteriormente, cada espacio residencial tenía sus propios libros; hacia el siglo XVI se desarrollan las bibliotecas, la cultura librera y la bibliotecología moderna, que se había iniciado con el libro Philobiblion del obispo Bury (1345), continuó con Naudé (1627) y siguió con los códigos de Panizzi y Jewey, las reglas de Cutler y de la American Library Association.

Entre los siglos XVII y XVII, decae el latín predominante en los impresos debido a las guerras, las crisis demográficas y económicas, dando paso a las lenguas vernáculas; a cambio, aparecen personajes como Kepler, Bacon o Descartes. Los altruistas abren bibliotecas públicas, mientras la nobleza atesora libros especiales como símbolo de patrimonio y prestigio. Los pupitres de los monjes copistas se sustituyen por estanterías, y los libros dejan de estar sujetos a cadenas para estar protegidos por mallas metálicas. Se destacan bibliotecas monásticas como Saint Gall, Fulda, Reichneau y Monte Casino; abrieron bibliotecas al público en la Universidad de Oxford, College of Cambridge (Massachussets), Trininty College of Dublín, la Ambrosiana de Milán, la del Cardenal Mazzarino y la de Fontainebleau, amén de otras en Austria y Baviera. Algo curioso sucede en España: en el siglo XVII, Don Diego Sarmiento de Acuña crea la primera gran biblioteca privada con muchas obras extranjeras: todas fueron examinadas por los tribunales de la Inquisición. La censura, pues, se abría paso.

Para el siglo XVIII prevalecían las obras seglares sobre las religiosas, y los idiomas nativos predominaban sobre el latín. La lectura era más pública que privada. Surgen en Inglaterra los clubes de lectura, las bibliotecas sociales y las de préstamo, en las cuales se podía leer a cambio de una cuota mensual o anual. Se crean las grandes bibliotecas: British Museum, Nacional de España y la Nacional francesa. Italia para ese entonces estaba fragmentada, pero contaba con ocho bibliotecas nacionales, particularmente las de Florencia, Milán y Nápoles. En Francia se gestaba la revolución en esas librerías: las ideas de libertad, igualdad y fraternidad se potencian en ese mundo; se propendía por el derecho a la lectura y el libre acceso a las fuentes del saber. Poco hemos avanzado desde entonces… hernandopacific@hotmail.com

*Médico Cirujano. Especializado en Anestesiología y Reanimación. Docente Universitario. Columnista

TEMA ENLAZADO: BIBLIOTECAS Y LIBROS (I)

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