JOSÉ MANUEL HERRERA BRITO

Por: José Manuel Herrera Brito*

La cultura merece los mejores liderazgos, especialmente aquellos cuando focalizados están en la certidumbre de ser, como en efecto es, una vía poderosa y potente para el integral progreso de los pueblos; y más aún, en la comprensión que así entendida y exigida, arroja resultados positivos para el bien común, que es expresión a la cual se le han dado múltiples sentidos en la filosofía social, en la política, en el derecho y fundamentalmente remite a algo que se pretende que es bueno o beneficioso para todos los integrantes de una sociedad o comunidad; más cuando nos encontramos como hoy, asombrados ante una era de cambios, transformaciones en vínculos sociales, valores, tecnología, geopolítica y liderazgos de todo orden, por lo que debemos propugnar porqué prevalezcan de manera relevante las cooperaciones entre Estados y personas, se ganen espacios, se generen lealtades e irrumpa en positivo y prospectivamente respecto de lo nuevo, lo creativo y lo innovador.

Merece la cultura adentrase en las comprensiones mejores, exigirse cada vez más e ir tras positivos resultados en beneficio y aprovechamiento de todos, al tiempo de ser un todo central de civilización e imponer restricciones a mezquinos impulsos individuales que afectan negativamente la convivencia social, a fin que se desarrolle mayormente, decrezca todo asomo de malestar y surja la posibilidad que se enruten las energías hacia el arte, la ciencia o la espiritualidad; en todo caso, hacia estados y estadios tanto mejores como superiores.

Interesa para la cultura líderes preparados, significativamente nutridos en lo vanguardista, dispuestos, osados, reflexivos, razonados, dedicados al autoconocimiento y al conocimiento colectivo, diseñar y trazar mapas de ruta sobre sus estrategias y acciones de forma adecuada e idónea, a efecto de así erradicar lo negativo y trabajar, entre otros aspectos, en favor del desarrollo de la cultura en todas sus múltiples y variadas dimensiones en las que de manera compartida resida la esperanza y la posibilidad de bien y mejor estar, ya que la cultura, repito, es imprescindible para el progreso en forma sólida y nunca girando en la actuación, la imagen y el espectáculo, ya que sería un todo insuficiente, cuando lo que verdaderamente importa son resultados que puedan ser percibidos por una sociedad culta, además de exigente y demandante, en lo que es indispensable contar con espacios para la introspección, donde puedan trabajarse cuestiones y asuntos vinculados con el carácter y la personalidad.

Igualmente, ir más al contenido que al continente, indicar siempre que lo más importante en la comunicación es el contenido, la historia que se cuenta, las palabras y las formas, dado que un liderazgo cultural orientado a lo efectivo es camino poderoso para el progreso, evitar que eternicen los conflictos y contrarrestar los infelices y desventurados autoritarismos que acechan en el porvenir con la continuación de crisis; razón entre otras muchas por las que debamos trabajar con denuedo tras tiempos y posibilidades con mayor cultura, prosperidad, bienestar y progreso. Tarea y compromiso inaplazable que deben ser. saramara7@gmail.com

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