Por: Ec. Omar Escobar– Economista.
En el mundo occidental no es suficiente los indicadores económicos y financieros, también acude al Índice de democracia global. Así la democracia plena está representada por el 8% de los países, le siguen las democracias deficientes, los regímenes híbridos y los autoritarios como Corea del Norte y Birmania. A China la consideran con una dictadura intermedia y a Singapur, Arabía Saudí y Venezuela, como “dictaduras blandas”. Sin embargo las nuevas generaciones no tienen la mejora imagen de la democracia, pues, se ha convertido en un instrumento de ciertos sectores de la sociedad que ha desencadenado en corrupción y ampliación de la brechas socio-económicas. La pregunta es, ¿Renunciarías a libertades básicas por vivir en una dictadura próspera como Singapur? ¿Qué tan importante es la libertad de pensamiento y expresión en un país donde reina la pobreza? El 42% de los menores de 36 años en todo el mundo, creen que el mejor régimen político es una dictadura militar. (La Vanguardia, 2024)
En las dictaduras como en las democracias occidentales la pobreza o riqueza son parte del legado histórico social. Si bien cada cuatrienio hay cambio de capitán del barco, no hay cambio de rumbo. En este escenario incierto, lo cierto es una tendencia hacia el autoritarismo de izquierda o derecha, con una dosis de populismo. Es evidente que, en EEUU, gracias a la democracia, retornan magnates como Trump. En Rusia, de la mano de Donald, resurge Putin – talvez por su afinidad en estilos de gobierno. China y Singapur, orgullosamente autoritarios, pero con una economía boyante. El Salvador democrático, brilla con la mano firme de Bukele pero Cuba, carece de autoritarismo, al igual que en Colombia.
En el escenario mundial, un mundo multipolar se asoma como parte de un nuevo orden mundial. La pregunta es: ¿EE. UU, realmente compartiría el mundo con Rusia y China? ¿Si Trump elige a Rusia y traiciona a los ucranianos, estaría dispuesto a ceder parte del pastel a los chinos, antes que a los europeos? Así las cosas, USA, reafirmaría su poder desde Groenlandia hasta Chile. A China, le correspondería el este de Asia y a Rusia, Eurasia. A diferencia del siglo XX, donde reinaba el mundo bipolar, después de la II Guerra Mundial, ahora contaríamos con tres actores, EEUU, Rusia y China, países liderados por gobiernos autoritarios – considerando que autoritarismo no es sino el estilo administrativo adoptado por el hombre para gobernar, así éste llegue al poder por elección o por las armas. A Trump no le importa los métodos de ascenso al poder, no le importan las fronteras, ni el nacionalismo ajeno. Él cree que puede llegar acuerdos económicos con cualquier país, sin importar el tipo de régimen… él impone la política de la expansión del capital anglosajón… Si países de América Latina tienen un superávit comercial con EE.UU. les impondrá aranceles, sin importar el tipo de gobierno.
Autocracia para revivir el pasado. Vladimir Putin, restablecerá la esfera de influencia que la extinta Unión Soviética consiguió tras la conferencia de Yalta de 1945, es decir, extender su poder sobre Hungría, República Checa, Polonia y los Bálticos-, toda vez que Trump retire su apoyo a la OTAN – de la cual hacen parte. En otras palabras, Trump puede estar entregado Europa oriental a Rusia, desde el Báltico hasta el Danubio y el Mar Negro, resurgiendo un nuevo telón de acero, antes de 1989. Mas considero que es una jugada del impredecible Trump, quien arroja las cartas y espera la reacción de los oponentes para decidir otra jugada… Su estrategia, confundir con un mundo tripolar. Su objetivo, expandir el capital anglo…sin compartir con nadie.
