ATALAYA

Ene 16, 2023
Libardo Montealegre

Por: LIBARDO MONTEALEGRE

EL RELATIVISMO ETICO

“Por relativismo se entiende una doctrina o sistema de pensamiento que profesa y defiende la relatividad del conocimiento. Por relatividad del conocimiento entendemos la impotencia de la inteligencia para alcanzar la verdad que sea por las «razones» o sin «razones» que se pretenda. Si se niega todo conocimiento verdadero y cierto, se cae inevitablemente en una contradicción profunda e insalvable. Si nada es cierto todo es opinable, y se cae en el contrasentido de afirmar como verdad que el todo es opinable porque nada es cierto, con lo que hacemos inútil toda afirmación, negación o discusión. Esta postura lleva fácilmente al escepticismo (del griego skepticos: que examinan) que niega a la razón la capacidad para tener o adquirir alguna certeza.

El escepticismo no admite la existencia de verdades o valores absolutos, es decir, válidos para todos los seres humanos de todos los tiempos, regiones y culturas. El relativismo los admite, pero «relativizados» o condicionados al entorno sociocultural, o sea válidos, solo en una determinada época histórica y circunstancia socio-cultural” ( Santiago Martinez-Saez).

Frente a los hechos tozudos de cómo se está demoliendo la institucionalidad  “a la vista de la muda , de la absorta caravana ”  como diría Valencia en su celebre poema Palemón El Estilita,  en este caso a la vista de un país adormecido y abstraído frente a la arrogancia del poder de la izquierda recalcitrante que ha ganado la elección de Junio , es bueno plantear  el relativismo ético con que se está midiendo la gestión social y económica de este nuevo poder .

Sorprende como se están avasallando los poderes públicos sin una oposición seria y propositiva que inspire caminos racionales para evitar la demolición de la institucionalidad en marcha.  Por que eso es lo que se anuncia en el sector salud, eso es lo que se anuncia en el sector minero energético , eso es lo que se anuncia  con la reforma pensional , sin mencionar los efectos que se tendrán en el 2024  cuando la reforma tributaria aprobada de manera express por el gobierno y el congreso el año pasado ,  golpee fuertemente el empleo , la demanda y la inversión tanto nacional como extranjera .

Es relativismo ético el que exhiben quienes ayer criticaban como oposición lo que hoy hacen como gobierno , con la anuencia de buena parte de la opinión mediática , anuencia que se antoja relacionada con la tajada que esperan los grades medios de comunicación obtener de un gobierno que aún no ha empezado a repartir el ponqué publicitario , que tiene muchos  ceros en sus chequeras.  Eso explicaría como no hay titulares , ni análisis, ni unidades investigativas , frente al desastre que es la pérdida de capital social en varios ministerios , ni lo que ha significado la pérdida de valor de Ecopetrol , ni lo que esta significando el anuncio de la suspensión de la exploración y explotación de gas y petróleo ,  ni lo que significa tanto anuncio improvisado, inconexo  e intimidante  para el mediano y pequeño empresario , para la gran industria también , de reformas laborarles , de reformas de lo divino y de lo humano , como si fuera el primer día de la creación . Ese relativismo ético es lo que el profesor Santiago Martinez-Saez, profesor de la Universidad Panamericana y del Centro de Estudios e Investigaciones de Bioética, Guadalajara, Jalisco, México, define como “el relativismo jurídico que desprecia el influjo de la ética a la que niega por completo o la envenena con su relativismo. Se cae así fácilmente en la amoralidad del derecho no porque se niegue la existencia de la moral, sino porque al negar la ley moral natural se reduce aquella a un conjunto de principios subjetivos de comportamiento condicionados por factores humanos: opinión pública, psicológicos, económicos, que equivaldrían a introducir la incertidumbre en la legalidad, y que por ello se rechaza.”  Y ese subjetivismo es el que estamos viviendo en el país con un presidente que piensa que es el dueño de la verdad revelada y que su triunfo electoral le endosó el país como si fuera un monarca. Su perfil dictatorial, que relativiza la institucionalidad, se está manifestando en todos sus actos, y es algo que tendremos que contener con toda seriedad, con objetividad, con respeto a la ley , desde cada uno de los puestos de trabajo de quienes no aceptamos ese relativismo ético .

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