JOSÉ MANUEL HERRERA VILLA

Por: José Manuel Herrera Villa*

Se ha dicho y expuesto en distintos escenarios y contextos nacionales y extranjeros respecto de la correspondencia directa entre el Producto Interno Bruto- PIB, la Renta Per Cápita -RPC y los Residuos Sólidos Urbanos – RSU), lo que encuentra asidero en los países con mayor renta per cápita que registran diferencias sustanciales en cuanto a dichos residuos y en atención a los países con menor renta per cápita, que acusan una mayor fracción fermentante.

Los Estados con mayor PIB o industrializados requieren mayores materias primas para sus actividades económicas; últimas estas en su mayoría materias primas no fermentables o inertes; mientras que los países en vías de desarrollo no requieren en igual medida dichas materias primas; de tal manera, que la relación porcentual entre países con mayor renta per cápita se enmarca por un aumento de Residuos Solidos Urbanos no fermentables.

Entre nosotros, valido es analizar y actuar en consecuencia respecto del comportamiento que presentan personas como unidad social frente a la generación de residuos sólidos involucrando los procesos de producción y consumo necesarios dentro de la dinámica socioeconómica. La generación de residuos sólidos por hogar es un indicador relacionado con los patrones de los procesos de producción / consumo / población. Vale decir, una razón entre la evolución del balance de residuos, visto desde la perspectiva de la oferta frente a la evolución demográfica de todo el territorio nacional; y, aunque la fracción fermentable y útil es mayor en países con menor renta per cápita, el aprovechamiento de los mismos es reducido, y la mayor parte de ellos se desecha sin aprovechamiento alguno.

En nuestras ciudades se nota a las claras el desaprovechamiento de los residuos sólidos que generan, amén de su mal, por no decir que pésimo manejo y tratamiento. Es claro a todas luces que no existe aprovechamiento alguno de los mismos, no se fomenta su reutilización, reciclaje, reusó; y, más complejo aún, es qué a pesar de esta mala práctica, las ciudades nadan en basura, lo que traduce que no se aprovechan los residuos y de paso es evidente que se presta un mal servicio.

Ciudades como las nuestras, con elevados índices de desempleo, continuar con el modelo de economía lineal que para el caso que nos ocupa crea graves impactos ambientales, de salud pública y afecta el buen vivir, se hace necesario una economía circular que indiscutiblemente fomenta la empleabilidad, establece un modelo de producción y consumo más sostenible, en el que las materias primas se mantienen más tiempo en los ciclos productivos y pueden aprovecharse de forma recurrente, procurando con ello generar muchos menos residuos, al tiempo que plantea un enfoque completamente distinto que permite estimular el crecimiento económico y generar empleo sin comprometer al medio ambiente, posicionándose como piedra angular para una recuperación económica resiliente y con bajas emisiones de carbono, lo mismo que contribuye de manera vital a la sustentabilidad ambiental, ya que podría reducir hasta un 99% los desechos de algunos sectores industriales y un 99% de sus emisiones de gases de efecto invernadero, ayudando así a proteger el medio ambiente y combatir el cambio climático, además de influir en el medio ambiente, al ser intersección entre los aspectos ambientales y económicos y proponer un nuevo modelo de sociedad que utiliza y optimiza los stocks y los flujos de materiales, energía y residuos y su objetivo es la eficiencia del uso de los recursos.

*Profesional en Administración y Finanzas. Especializado en Auditoría Integral. Formulación, Evaluación y Gerencia de Proyectos de Desarrollo

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