Por: José Guillermo Claros Penna*

Unidad debe ser consigna y tarea de los dirigentes todos de todas las facciones política existentes tanto aquende como allende los mares. Que no se den fragmentaciones entre ellos. Que no haya motivos de quiebre bajo circunstancia alguna, sino acercamientos, convergencias, diálogos, puntos de encuentro, concordancias, armonía y articulaciones en la verdad que mucho y más deben interesar los intereses superiores de la ciudadanía y la comunidad. Es tener ellos siempre presente que no deben ser jamás ni nunca la causa principal de ninguna crisis en la que esté en juego la colectividad.

En aras de superiore resultados debe tenerse muy en claro y en exacta cuenta que las dirigencias deben siempre buscar formas y fórmulas de conciliación, demostrar sus intereses de manera estratégica, a efecto de contener en tiempo las formas de posibles desencuentros. No es de revivo que se siga viviendo ni añorando el pasado de los tiempos gloriosos de lo que alguna vez fue, sino desde el presente y pensando en porvenir, ir tras las cotizaciones mejores que impulsen mejores gananciales para todos. Es estructurar desde lo propio identidades que sumen en beneficio colectivo y no arrastrar negaciones.

Se trata de fusionar sus fortalezas para aplicarlas, acertar en sus discursos, unirse para dar las batallas, avanzar en el arte de la negociación de manera equitativa para buscar, procurar y mantener la unidad, nunca menospreciarse, sino causar positivos impactos y terminar firmando acuerdos de unidad para ser cumplidos.

Las dirigencias deben ser quienes fomenten con carácter sentimientos de pertenencia entre sus cuadros, eliminen los egos políticos, se preocupen por lograr unidad histórica en las diferentes fuerzas políticas.

Nunca deben perder de vista los dirigentes de la política que son ellos quienes orientan, lideran y guían, siendo por ende la clase social que decide la política de las sociedades, y que el objetivo de la política como ciencia y arte de gobernar que trata de la organización y administración de un Estado en sus asuntos e intereses. de comunicación pública, no debe centrarse en la lucha por el poder en función de intereses y ventajas; sino que su ejercicio, el de la política, permita gestionar los activos del Estado nacional, resolver conflictos dentro de las sociedades adscritas a un estado específico que permita la coherencia social, las normas y leyes que determine la actividad política se vuelvan obligatorias para todos los integrantes d ese Estado nacional de donde proceden tales disposiciones. Así las cosas, seguro que antes que después empezarán a ser los dirigentes políticos solución y dejarán de ser problema en beneficio de notorios, notables y positivos avances en beneficio y aprovechamiento colectivo.

*Profesional en Ciencia Militares. Administrador de Empresas. Abogado. Candidato a Doctor en Derecho.joseguillermoclarospenna@outlook.com

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