Ec. Esp. Omar Escobar

Uno de los enfrentamientos más costosos de la historia del medio oriente, logró dividir pero no desaparecer la ideología Talibán; los extremistas que gobernaron desde 1996 hasta 2001 buscan retomar un régimen islámico radical con la aplicación de la sharía, la cual se ensaña con la mujer, prohibiendo recibir educación, hablar en voz alta en público, transitar fuera de sus hogares sin un pariente de sangre, mostrar cualquier parte de su cuerpo o asomarse a los balcones…como si esto no fuera poco, la población civil de Afganistán ha padecido los horrores de una guerra inducida por los intereses de las superpotencias.

Desde lo político, los talibanes mantuvieron negociaciones de paz con Occidente. En febrero de 2020, EE.UU. y sus aliados de la OTAN firmaron un acuerdo “histórico” en el que pactaron el retiro de sus tropas, poniendo fin a una operación militar de 19 años, sin embargo, el Departamento de Estado de EE. UU. admitió el 10 de agosto que la actual ola de violencia incumple el acuerdo de paz.

La guerra en Afganistán ha demostrado que la presencia militar no garantiza la paz… “Nadie espera que Estados Unidos esté en Afganistán a perpetuidad. Pero esta terrible situación, hasta cierto punto, proviene de un ridículo acuerdo de salida (no de paz) con los talibanes en 2020”, apuntó el escritor Kabir Taneja, autor del libro ‘El peligro de ISIS’.

La actual posición de Washington es darle mayor importancia a la confrontación directa con las superpotencias, frente a una cada vez más sólida relación Moscú-Pekín. Si EEUU decide retirar sus tropas, eso no significa desconocer la posición estratégica de Afganistán para chinos y rusos. Algunos consideran que esta retirada podría servir de ejemplo para resolver otros conflictos en la región; pero también posee múltiples riesgos civiles y militares, puesto que los talibanes crearán un califato o emirato con base en la ley religiosa islámica, apoyados por el eje oriental.

Según Carlos Murillo Zamora, en geopolítica existen países que surgen como Estados para generar balances regionales, lo cual depende de su topografía y sus rutas para conectar a los vecinos. Los países con geografías que impiden el desarrollo de infraestructura vial son difíciles de gobernar, porque se dificulta la integración territorial. Afganistán es precisamente uno de esos casos; por eso a lo largo de la historia todas las potencias invasoras han fracasado y las tribus siguen siendo las protagonistas. Habrá una posibilidad 

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