Por: Periódico El Derecho

La cultura, del latin “colere”, significa cultivo. Sus orígenes se hallan en una metáfora entre la práctica de alguna actividad con el cultivo del espíritu humano, de las facultades intelectuales del individuo. Es cultura todo el conjunto de creaciones humanas realizadas con el objeto de lograr la superación material y espiritual del hombre. Conjunto de todas las formas de vida y expresiones de una sociedad determinada. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestirse, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias. Es también, toda la información y habilidades que posee el ser humano que resultan útiles para su vida cotidiana.

La civilización forma parte del término cultura, en un sentido más restringido. Surgen cuando se alcanza un elevado nivel de desarrollo y esto se alcanzó en las polis griegas, en las civitas romanas y en los burgos de la alta edad media. Proviene del término civitas, ciudad. En este caso estamos hablando de alta cultura. Hablar de civilización trata de la vida del hombre en la ciudad y de los medios materiales que proporcionan bienestar y confort. Civilización no se refiere a aquellos elementos materiales de los que nos valemos en nuestros pasos como seres inteligentes, sino en aquellos, a partir de los cuales nos situamos en un nivel mayor de progreso y adelanto.

En cuanto a la relación cultura y política, ella, la cultura, se forma a partir que la comunicación ocurra entre los sujetos que la crean. La cultura denota todas las manifestaciones materiales e inmateriales de la comunicación que existe en la vida social al haber una interacción entre los individuos que la conforman. Dicha interacción se va haciendo más compleja al ser cada vez más compartida, que toma vida propia y se crea la sociedad. El pueblo necesita, para consolidarse como fuerza constructora, de la cultura que se da dentro de un espacio y tiempo delimitado. La cultura política aborda una pluralidad enorme y compleja de fenómenos, son los antecedentes de la sociedad y su respuesta a ello; es decir, el resultado de procesos históricos, y es a su vez la respuesta a los acontecimientos pasados. La cultura política es la forma en que se manejen estos acontecimientos y qué se elija para proceder a la acción a nivel grupal.

La sociedad es el conjunto organizado de hombres cuya finalidad es en esencia, la búsqueda constante del bienestar básico para los individuos que la conforman. El Manual de Rocher, nos dice que sociedad es el término que define todas las relaciones organizativas generadas por los individuos de un mismo sistema social. La necesidad de “vivir en sociedad” o en grupo responde a la naturaleza misma del hombre como tal, del hombre como especie. Aparte de necesitar un compañero o una compañera para reproducirse, el hombre encuentra en el grupo la fuerza para lograr la satisfacción de sus necesidades. Igual que la civilización, la sociedad forma parte también de la cultura. La sociedad humana tiene la virtud de ir atesorando los progresos de cada generación y de colocar la base necesaria para nuevos adelantos. Es decir, por el hecho de vivir en ella la sociedad genera una serie de exigencias que el hombre aislado, no se vería obligado a satisfacer, como: organizar la cacería, establecerse en una vivienda estable, construir reservorios de agua y alimentos, se vuelve artista, entre otras actividades.

De otra parte, sería absurdo ignorar la influencia de la economía en las decisiones políticas. La política es un conocimiento humano y es objeto de la influencia de diversos factores. Dimensión geográfica, se afirma que los límites del poder están marcados por los accidentes geográficos: montañas, desiertos, mares. La presentación geográfica a través de la cartografía tiene su explicación política.  Dimensión histórica. Debbasch y Pontier recuerdan que la historia es la memoria de los pueblos y que ella se presenta como un espejo a los pueblos. El mito y el cuento popular anteceden, según los sociólogos, a la historia. Dimensión religiosa. El relieve de la comunión política y de la situación estado de gracia que favorecería a los nuevos gobiernos son frases sacrales. Dimensión lúdica. La política tiene una tendencia aparencial que constituye el componente irracional de su actividad. Los políticos están a la caza de todos lo que atraigan la atención sobre ellos. El concepto de política proviene del término politikós «ciudadano, civil, relativo al ordenamiento de la ciudad» o de la polis; es el proceso y actividad, orientada ideológicamente, a la toma de decisiones de un grupo para la consecución de unos objetivos.

El estudio de las culturas más antiguas de la humanidad demuestra, sin embargo, que primitivamente las ideas relativas al poder político se encontraban totalmente amasadas y absorbidas en órdenes superiores de ideas, generalmente de la magia y la religión, como primeros esfuerzos históricos de sistematización del conocimiento. El pensamiento político antiguo procede del pensamiento mítico documentado en leyendas, fábulas, entre históricas y fantásticas, que recogen y tienden a reproducir, por tradición oral y escrita Aristóteles definió al hombre como un animal político, diferenciándolo del animal social, porque según él solo el hombre es capaz de vivir en una ciudad o polis. La ciencia política estudia dicha conducta. El término fue ampliamente utilizado en Atenas a partir del siglo V antes de Cristo, en especial gracias a la obra de Aristóteles titulada, precisamente, Política.

Evolución del concepto de Política. Las definiciones clásicas apuntan a definir política como el ejercicio del poder en relación a un conflicto de intereses. Son famosas las definiciones fatalistas de Carl Schmitt de la política como juego o dialéctica amigo-enemigo, que tiene en la guerra su máxima expresión, o de Maurice Duverger, como lucha o combate de individuos y grupos para conquistar el poder que los vencedores usarían en su provecho. Una perspectiva opuesta contempla la política en un sentido ético, como una disposición a obrar en una sociedad utilizando el poder público organizado para unos objetivos provechosos para el grupo. Así las definiciones posteriores del término han diferenciado poder como forma de acuerdo y decisión colectiva, de fuerza como uso de medidas coercitivas o la amenaza de su uso.

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