RUIZ FRUTOS JULIAN MARTIN

Por: Julián Martín Ruíz Frutos*

A todo ciudadano debe incumbir saber si sus políticos tienen dotes de estadista o son simples demagogos o populistas con aires de autoritarismo; en ello, basta con saber las condiciones en que se hallan los asociados. Si disminuye pobreza, inseguridad y desempleo se genera riqueza y la distribución equitativa de la misma, mejoran las condiciones sociales, se incrementa el nivel educativo, la infraestructura aumenta, la inversión crece, los servidores públicos asumen su responsabilidad; y, la calidad de vida de los ciudadanos crecerá en todos los aspectos, pudiendo decir entonces que una administración es exitosa.

Los gobiernos fallidos, en cambio, culpan a otros de las situaciones que dijeron resolverían al llegar al poder y solo consiguen incrementar los males de territorios y pobladores, ya que pobreza y desempleo aumentan, colapsa la economía, se salen de madre inseguridad y corrupción. Gobiernos estos que solo son exitosos a los ojos de quienes tienen un resentimiento afincado en administraciones ineficientes, por quienes tienen beneficios de asociarse con estos políticos o por quienes, a pesar de que los hechos y datos concretos muestran ineficiencia, corrupción, desdén por la ley e instituciones, siguen ciegamente a su “líder“. Estos últimos son los ciudadanos manipulables gracias a su perniciosas ignorancia, necedad y estupidez.

Es tanto claro como evidente que los gobiernos fracasados, corruptos y con aires dictatoriales necesitan que la mayoría del pueblo que vota permanezcan en la carencia intelectual, tratando que el número de ignorantes crezca para sostenerse a pesar de su muchas veces mostrada y demostrada incompetencia. Estos gobiernos utilizan y necesitan la política de lo estúpido. Su poder se basa en las masas que sólo escuchan y ven lo que les muestran sus líderes, sin cuestionar ni dudar. Necesitan que el pueblo se mantenga ignaro, lo suficientemente pobre para que necesite de un gobierno que lo provea de lo mínimo, sin permitir la movilidad y crecimiento social, pero dándoles recursos gratuitos para que vean lo “bueno” que es su líder por regalarles prebendas, todo esto mientras los allegados al poder multiplican exponencialmente sus haberes.

Estamos viviendo, pareciera, una era de embrutecimiento, de lenta decadencia, de insustancialidades, de presentaciones crédulas sobre pseudociencia y superstición, de celebración de la ignorancia, lo que se confirma en las redes sociales, donde quienes gana son los que fomentan mediocridad, conformismo, ganancias sobre calidad, estupidez sobre inteligencia, falta de civismo, beneficio personal a toda costa; y, sin ética sobre el beneficio colectivo.

Visto lo expuesto, tenemos que concluir que nuestro porvenir depende única y exclusivamente de nosotros, en la afirmación que nadie hará por nosotros lo que no seamos capaces de hacer por nosotros mismos. No nos fallemos a nosotros, familias, municipio, departamento, región ni país. Es la alerta y tenemos que ir tras soluciones. Nos apuramos o seguiremos inmersos en la mar de los fracasos y las irrealizaciones. julianruizfrutos@hotmail.com

*Abogado. Especializado en Derecho Laboral

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