Por: Redacción AFP
Será a partir del miércoles una gran selección de obras maestras del surrealismo con motivo del centenario de este movimiento artístico. Salvador Dalí, René Magritte, Giorgio de Chirico, Max Ernst, Joan Miró formarán parte de la celebración de los 100 años del surrealismo en el Centro Pompidou de París. A partir del miércoles se podrá ver una gran selección de obras maestras de ese movimiento artístico. Son alrededor de 500 pinturas, esculturas, dibujos, textos, películas y documentos, incluidos muchos préstamos excepcionales, que podrán verse en un espacio de 2.200 metros cuadrados hasta el 13 de enero.
El surrealismo, nacido en 1924 en torno a poetas como André Breton abrió puertas de la percepción en su generación y las que le siguieron y todavía sigue siendo una referencia que se enriqueció a través del tiempo. Expuestas habitualmente en Madrid, San Francisco, Estocolmo o Nueva York, emblemáticas obras como «El gran masturbador» de Dalí, «Valores personales» de Magritte o «Perro ladrando a la luna» de Miró figuran en el catálogo. La escenografía para la exposición también juega con la ilusión óptica, tan apreciada por los surrealistas, y el recorrido tiene forma de laberinto. Los visitantes atravesarán una enorme sala circular en cuyo centro se puede ver el manuscrito original del «Manifiesto surrealista» de Breton. A la vez, una proyección audiovisual inmersiva arroja luz sobre su génesis y filosofía. El recorrido sigue a figuras literarias como Lautréamont y Lewis Carroll, y repasa mitologías y temas que alimentaron el movimiento, como el sueño, el inconsciente y el erotismo.
El surrealismo como filosofía. «Más que un dogma estético, que un formalismo, el surrealismo es una filosofía que reunió durante más de 40 años a hombres y mujeres que creían en otra relación con el mundo», explicó a la AFP Marie Sarré, curadora de la exposición junto a Didier Ottinger, director adjunto del Museo Nacional de Arte Moderno de Francia. «Hemos querido mostrar que este movimiento no solo tiene un punto de vista sobre el curso de la Historia, sus momentos críticos (guerras mundiales, la guerra civil española, el colonialismo…) y los movimientos políticos que desgarraron a Europa, sino también otra visión de la relación entre el Hombre y el cosmos», señaló Ottinger. «Su mensaje es uno de los más contemporáneos que podamos imaginar», destacó. Sarré recordó, además, que la mayoría de los artistas del movimiento «tuvo la experiencia de las trincheras y cuestionó los valores del mundo occidental moderno, del Siglo de las Luces», como el racionalismo, el progreso, o la industrialización. Tuvieron «la intuición de que era urgente reinventar la relación con el mundo», sostuvo.
Mujeres surrealistas. La exposición repasa la difusión internacional del surrealismo desde la década de 1930, con obras que muestran su llegada a lugares como Australia y traducciones de los principales textos de Louis Aragon y Breton en China. Se presentan obras de Rufino Tamayo (México), Tatsuo Ikeda (Japón) y Wilhelm Freddie (Dinamarca), entre otros.
También el catálogo hace mucho hincapié en las mujeres, con obras de la mexicana Remedios Varo, la británica Ithell Colquhoun la francesa Dora Maar y la estadounidense Dorothea Tanning, entre otras. «Todavía minoritarias en la década de 1920, cuando se fundó el movimiento, pronto se mostraron esenciales y encontraron un terreno para la emancipación. Su implicación irá in crescendo», explicó Sarré. El surrealismo se disolvió oficialmente en 1969, pero eso no supuso el fin de su influencia. Sigue siendo una poderosa fuente de inspiración en el arte contemporáneo, el cine o la moda.
Conceptos clave del surrealismo. El movimiento surrealista, nacido en 1924 con la publicación en Francia del «Manifiesto del surrealismo» de André Breton, celebra sus 100 años. Estos son los conceptos clave de esta influyente corriente artística: Poesía y pintura. Pintores como El Bosco (1450-1516), Gustave Moreau (1826-1898), Rousseau (1844-1910) y Giorgio de Chirico (1888-1978) contribuyeron al mundo surrealista de Salvador Dalí, René Magritte, Max Ernst o Dora Maar. Pero es sobre todo en la literatura, y en particular en la poesía, donde encontraron su inspiración, así como en las investigaciones de la época sobre el inconsciente. Al igual que la creación poética, la pintura se aleja de lo figurativo y se esfuerza por sugerir, sugestionar, jugar con las duplicidades, el mundo de los sueños. El ‘collage’, inventado en literatura por Lautréamont con su fórmula «hermoso (…) como el encuentro fortuito en una mesa de disección de una máquina de coser y un paraguas» se convierte en una divisa para los pintores.
Automatismo. El descubrimiento de la escritura automática es uno de los elementos fundadores del surrealismo. El formalismo queda fuera, y el autor manifiesta espontáneamente lo que emerge de su sensibilidad del instante. Para André Breton en particular, la escritura automática, de la que muchos luego se alejaron, es un elemento fundamental, «la libertad humana actuando y manifestándose», la región del pensamiento «donde se erige el deseo sin limitaciones» y donde nacen los mitos. En 1919 aparece en París «Los Campos magnéticos», una obra escrita conjuntamente por Philippe Soupault y André Breton. Por primera vez, la coherencia racional del relato queda abolida en beneficio de la expresión de las pulsiones, de los deseos reprimidos, y de las imágenes más sorprendentes. Los pintores surrealistas secundan rápidamente el automatismo. Dalí se planta ante el lienzo, a la espera de una idea. Yves Tanguy deja de hacer esbozos preparatorios, para proteger al máximo la libertad creadora, y André Masson se entrega al dictado del inconsciente.
El juego del cadáver exquisito. La invención y práctica del cadáver exquisito, tanto escrito como dibujado, es una derivación de la creación automática. El juego consiste en que varias personas componen un texto o dibujo, sin que cada cual sepa lo que el anterior creador hizo. La primera frase obtenida con este procedimiento fue «El cadáver exquisito beberá el vino nuevo», seguida de «La ostra de Senegal comerá el pan tricolor». A nivel pictórico, este mismo principio del papel plegado hace aparecer personajes híbridos y metamorfoseados, mezcla de especies.
Mitología y laberintos. Lo maravilloso, lo fabuloso y lo onírico son los elementos impulsores del movimiento surrealista, que se interesa también por los mitos. Masson, Miró, Picabia, Dalí, Ernst, Picasso, Tanguy, entre otros trabajan sobre algún mito de la antigüedad y ofrecen una interpretación nueva y subjetiva. Como ocurre con el mito griego del Minotauro y el laberinto, en el que el héroe Teseo logra salir gracias la hilo de Ariadna. En 1933, bajo la inspiración de André Masson y Georges Bataille, los surrealistas deciden llamar «Minotauro» a su revista. Picasso ilustra el primer número con esta figura que tiene cuerpo de hombre y cabeza de toro, y que ya apareció en su producción seis años antes.
Lo inconsciente. En 1919, el fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud, escribe un texto fundamental para el acercamiento a la obra artística, «Das Unheimliche», traducido en español como «Lo siniestro». Para el médico vienés, el inconsciente es un elemento clave de la trama estética. En ciertas condiciones, lo familiar se vuelve inquietante y hasta siniestro; de donde se deriva todo un juego artístico en torno a lo doble y el yo frente al espejo, que alimentarán la escritura, la pintura, la escultura y hasta la fotografía surrealista.
*Con información de AFP