Por: SAÚL ALFONSO HERRERA HENRÍQUEZ*
El miedo no deja vencer. Lo que nos está sucediendo es más propio y cercano a un cuento de irrealidades y no el acontecer en una sociedad civilizada, moderna y progresista en pleno S XXI. Leer la prensa escrita, asomarse a las redes sociales, escuchar la radio o ver un noticiero en televisión crea ansiedad y en algunos casos hasta depresión. Escasas son las noticias positivas. Es ello escueta y triste realidad que pone en duda si debemos o es correcto o no asumirla como tal, ya que mucho y más cuesta creer que bastante de eso que leemos, vemos y oímos sea verdad.
Parece una aberración que como ciudadanos tengamos que aguantar ser conducidos, ser gobernados en la forma como lo estamos siendo. La situación que vivimos da para mucho análisis sin la necesidad de ser un erudito en asuntos económicos, sociales, ambientales o políticos, entre otros. Es muy triste encontrarte cada día en los medios con situaciones de adversidad, frustraciones, inconformismos, escándalos, irrealizaciones, incumplimientos, caos, actuaciones impresentables, corrupción, escenarios fallidos, políticos irrelevantes, servidores públicos asidos al poder y al mando haciéndose los de los oídos sordos respecto de las demandas poblacionales. No escuchan ni les interesa el decir y sentir de la gente. La solidaridad con los gobernados sigue ausente.
Como en todo, en política hay para todos los gustos, de ahí que requiramos en este escenario verdaderos valientes, aquellos que toman decisiones pensando siempre en la gente, y no en el que dirán, en los medios o en cómo podrá irles electoralmente haciendo tal o cual cosa ; de ahí que en cuenta deba tenerse a aquellos dirigentes que bien y mejor puedan ir a contracorriente de las conveniencias personales, piensen más en los intereses superiores de la comunidad, y puedan demostrar por todos los medios que el populismo más que costoso es caro y perverso.
Del miedo nadie está a salvo y en él transita la sociedad, aunque no alcancemos a medir su impacto en las maneras de entender lo que nos sucede respecto de cómo progresar con seguridad, estabilidad y orden, parámetros ellos del comportamiento cotidiano, usos del espacio y prácticas políticas, en torno a consolidar una mejor sociedad, al tiempo de plantear nuevos desafíos interpretativos a las ciencias sociales y humanas, que deben concretarse en un serio compromiso de la ciudadanía en su propio beneficio, debiendo en contexto de potencialidad, acudir a una lente poderosa para mirarse y entender que es posible avanzar y leer de mejor manera las lógicas del poder, los mecanismos de control social, socializaciones, memorias o creencias. Se impone entonces, camino a soluciones, la necesidad que hablemos y entendamos que siempre será posible vencer un mal gobierno y darle cabida en nuestro hacer, de manera reflexiva y como componente inevitable del devenir social, acercarnos al orden y a la seguridad que promete eliminar el miedo. Es ese el grande desafío para que entre todos construyamos una mejor y más productiva sociedad democrática. saulherrera.h@gmail.com *Abogado. Especializado en Gestión Pública. Derecho Administrativo y Contractual