JOSÉ MANUEL HERRERA BRITO

Por: José Manuel Herrera Brito

Precandidatos, candidatizados por cuenta propia, algunos apenas tímidamente asomados, unos pescando aval, otros ya en franco ejercicio proselitista, así como muchos aún en espera para echarse al agua; en todo caso, aspirantes a ocupar curul en los distintos cargos en contienda, lo que es válido en consonancia con el espectro democrático; más no con la verdad verdadera en cuanto a dirigir el destino de territorios y pobladores, de acuerdo con varios de quienes han aparecido en el escenario territorial, en cuanto a lo que debe y tiene que ser un aspirante a las dignidades en oferta.

Esto es, personas con anclaje popular, decencia, grandeza, trayectoria, experiencia, primera condición, preparados, sensatos, capacitados, instruidos, versados y doctos, entre otras sapiencias y bagajes, necesarias y fundamentales para asumir gobierno o co-administrar, so pena de hacer el ridículo, ganarse la censura pública y de paso llevar irresponsablemente al traste desarrollo, crecimiento, progreso, bienestar, prosperidad e integral avance, así como con la esperanza de la gente, como ha sido y acontece para desgracia de pueblos y ciudadanía en general.

Importaría que quienes sean conscientes de no poseer esas cualidades y están en ejercicio o piensen hacerlo, den un paso al costado o definitivamente no lo hagan por el bien de los demás, con lo que le hacen un favor a la ciudad y al departamento, cuyos habitantes se lo sabrán agradecer. No es de recibo que muchos sin saber de la cosa pública, no entiendan, o mejor, no quieran entender aquello de zapatero a tus zapatos.

Creería, aunque pocas son las muestras de ello, que algo hemos avanzado, y que además existe un importante número de ciudadanos que soportados en las condiciones de los aspirantes y en sus propuestas depositan su voto, sin que medie interés distinto a procurar lo mejor para su entorno, que no la vulgar como abominable compra venta de conciencias, desafortunadamente tan arraigada entre nosotros sin saber cuándo acabar. Es querer de aquellos quienes piensan en el bienestar colectivo y por ende en la resolución de los problemas tantos que acusamos, referidos a servicios públicos der todo orden, agua potable, electrificación, acueducto, alcantarillado, infraestructura, vías, desempleo, educación, seguridad, movilidad, salud, economía, crecimiento, inversión social, turismo, ambiente y demás otras preocupaciones poblacionales.

Creería igualmente que debemos, en real acto de contricción, no seguir sufragando en consideración a intereses particulares, como tampoco soportados en prebendas, ambiciones desmedidas, sino en que en realidad y verdad se resuelvan los problemas que arrastra y pesan en nuestro conjunto poblacional, en detrimento de la siempre edificante cohesión e integración social.

Escojamos bien y mejor ediles, concejales, diputados, alcaldes y gobernador. Démonos ese gusto. Que sean ellos personas que sepan que están para servir y que fueron elegidos para conducirnos a puertos seguros de la mejor forma y manera posible, sin imprevisiones ni improvisaciones, sin caprichos ni autoritarismos, sin demagogia ni mentiras y sin barato populismo ni favoritismos, sino ocupados en gobernar como debe y tiene que ser, honesta y honorablemente. saramara7@gmail.com

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