Por: José Manuel Herrera Brito
Vemos diariamente como una numerosa cantidad de servidores públicos se afanan, como si su función esa fuera, por destruir institucionalidad, buen decir, buenas maneras, buenas costumbres, nobles tradiciones, actuar a espaldas de la moral y de quienes los votaron creyendo que cumplirían con sus anhelos. Haciendo y deshaciendo sin pena ni vergüenza, apropiándose de los recursos de todos y entorpeciendo el mejor porvenir de millares de coterráneos, todo lo cual a la luz del día y de la noche también, en el saber que pueden torcer a nuestras autoridades, cuyos representantes en muchos casos se dejan malear o no tienen la fuerza ni los dientes suficientes para combatir tales anomalías, ni para perseguir y castigar a la corrupción, la corruptela y a los corruptos, lo que es sin duda una gran mácula que lleva a la impunidad y demás otros atropellos, al tiempo que hace que cundan tanto los malos como los peores ejemplos.
Es de tal magnitud lo cual, que a pesar de saberse incumpliendo, siguen prometiendo el oro y el moro. Son realidades que los tienen sin ningún cuidado y no le dan importancia, pues siguen siendo apoyados, en lo que recurren a falsedades, mentiras, demagogia y populismo, argucias que tienen y utilizan para pescar incautos, lo que les ha dado buenos resultados, producto de la ninguna reflexión de nuestra gente, que se deja arrastrar sin explicación alguna en las alas y olas del infortunio.
Demostrado está que no les ha importado a nuestros gobernantes el bienestar de los ciudadanos. Prefieren que estos sigan anónimos, en masa, sin voces, que solo se escuche la de ellos, usadas para lanzar diatribas y amenazas contra quienes opinan o cuestionan sus aberraciones. Han asumido y montados están en ideologías materialistas, que han filtrado para recoger el descontento sobre la distribución de la riqueza y las inequidades existentes, pero con los resultados de hambre, atraso y miseria que conocemos; pues la verdad es que no existen casos de éxito en la aplicación de tales ideologías materialistas, lo que lleva a asombrarnos cuando vemos personas reputadas como inteligentes, quienes viven engañadas con estas veleidades de miseria humana. Que se sepa, no buscan el progreso y desarrollo de los pueblos, más sí sojuzgarlos y buscar anclarse en el poder, en los gobiernos, enquistarse, para vivir como magnates a costa de quienes falsamente manifiestan defender.
No obstante, seguimos viendo y escuchando a defensores de estos decirse progresistas y amar lo social, cuando en verdad solo causan atrasos, retrocesos. Pero lo peor de todo es que en su mayoría están conformados por núcleos de personas vulnerables, desprotegidos, sin educación, económicamente pobres. Hacen su agosto con los más influenciables, quienes nada tienen y no tienen capacidad de reflexionar para generar posturas que los rebatan.
A futuro no podemos dejarnos seguir engañando si queremos en realidad y verdad construir un buen porvenir para todos sin cinismos. Todos a una debemos ponernos en la tarea de construir una sociedad justa, libre, abierta. Ofrecernos expectaciones del mejor futuro que deseamos. Esto que viviendo estamos debe cambiar, debemos cambiarlo, para lograr ser una sociedad con derechos, pero también con deberes. saramara7@gmail.com