RUIZ FRUTOS JULIAN MARTIN

Por: Julián Martín Ruíz Frutos*

Turismo y comercio son, antes que nada, dos actividades económicas. Y aunque parezca obvio, no está de más hacer énfasis en lo cual, ya que muchas veces da la sensación qué se nos olvida que son de pilares económicos fundamentales, como lo han sido históricamente y lo serán en el futuro, a pesar de comentarios negativos que nunca faltan. Hoy cuando hablamos de comercio, hablamos del tradicional, del de siempre, de los locales físicos, del electrónico, las grandes áreas comerciales, los centros comerciales abiertos, del estacionario y del ambulante, ya que todo ello, y más, aglutina este sector.

Otro tanto ocurre con el turismo. Recibimos turismo de playa, ecológico, gastronómico, de congresos, religioso, de aventura, cultural y demás, aunque no en la proporción que se debiera, cada uno de los cuáles con sus particularidades, pero al final, todo suma y ello conviene; no obstante, considero que las aportaciones de autoridades y empresarios no son lo suficientes para potenciar como se debieran estas muy importantes actividades.

Papel importante y fundamental en esto deben cumplir las Cámaras de Comercio, por ley, entidades de derecho público, con personalidad jurídica propia y plena capacidad de obrar para el cumplimiento de sus fines, además de órganos consultivos y de colaboración con las Administraciones públicas en todo aquello que tenga relación con la representación, promoción y defensa de los intereses generales del comercio, la industria y los servicios. Son ellas, bien se sostiene, voces autorizada y legitimadas para intervenir en cualquier cuestión relacionada con estos sectores, así como para participar en el diseño de las diferentes estrategias que se desarrollen para impulsar económicamente turismo y comercio.

Se trata que se definan mejores conceptos por parte de los propios empresarios de estos sectores y aportar ideas que ayuden a las administraciones públicas a tomar las medidas idóneas para dinamizar tales actividades, sentido en el que las Cámaras de Comercio pueden y deben jugar papel de relevancia, amén de que en ello contribuyan otras asociaciones empresariales, federaciones o clusters; pero insisto en que deben ser las Cámaras de Comercio los órganos que deberían estar mayormente presentes en todos los ámbitos que tengan que ver con estos sectores, evaluar sus necesidades, ayudar en la determinación de medidas a llevarse a cabo y en el diseño de estrategias de cara al porvenir, lo que igualmente debe ser tenido en exacta cuenta por las Administraciones públicas, en ruta a fortalecimientos reales respecto de dichas actividades.

*Abogado. Especializado en Derecho laboral. Columnista

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