Rafael Robles Solano

Por: Rafael Robles Solano*

Desde cuando abordé a principios de este año, el tema de la historia de la prostitución, quedé con la inquietud y la preocupación resultante de observar las múltiples denominaciones que concurren en la actualidad a las orientaciones sexuales que relaciono didácticamente en esta entrega ilustrativa, y cuyo análisis interpretativo es complejo.

Estas diversidades son posturas y modas que conviven hoy con diferentes matices sociales, que, sin embargo, no dejan de ser llamativas ante los fuertes movimientos de los últimos lustros, tendientes a reivindicar los derechos individuales de las diversidades sexuales minoritarias, supuestamente discriminadas por las predominantes culturas tradicionales de tendencias conservadoras y claramente machistas, hasta por aquellas que son reprimidas en los países de regímenes confesionales, que las proscriben abiertamente.

Sobre este titular, traigo a colación declaraciones de Vladimir Putin, expuestas ante el Club de Debate Internacional de Valdai, en Sochi, balneario ruso de Krasnodar, en octubre de 2021, cuando se pronunció contra las ideologías de género, sosteniendo y cuestionando que Occidente, esté cerca de crímenes contra la humanidad disfrazados con la bandera del progreso al promover todas las formas de inclusión, porque es monstruoso inculcar a los niños occidentales las enseñanzas de que pueden cambiar de género, y señaló, que si bien las autoridades rusas tienen una actitud relajada y sin prejuicios hacia las personas LGTB+, pero que las decisiones sobre estos temas, solo pueden ser tomadas por adultos, por lo que los menores, deben ser dejados al margen de estas polémicas discusiones.

Las anteriores afirmaciones, me sirven de preámbulo, para reflexionar y llamar la atención especialmente respecto de los riesgos sociales que para los menores de edad, traen estos movimientos que promueven la cultura de las llamadas diversidades sexuales y en particular, referirme a la deconstrucción de la masculinidad y la feminidad, donde se rompen los marcos y culturas tradicionales, para dar paso a la implementación de valores advenedizos, que, al amparo de las libertades individuales, estimulan la multiplicidad de las orientaciones sexuales, para imponerlas sobre las heterosexuales tradicionales y aceptarlas tal como hoy las difunden, no solo por ser homosexuales y lesbianas (gays), sino transexuales e intersexuales, bisexuales, pansexuales, demisexuales, antrosexuales, graysexuales, etc. Con los que proclaman sus exclusivos derechos para cambiar de sexo.

Con respecto a los valores intrínsecos de la tradicional masculinidad, aclaro, no las tergiversadas por las culturas machistas, sino las que concurren a la mayoría de quienes nos criamos y fuimos educados con principios y valores éticos de respeto hacia el sexo femenino, que en el presente caso, hacen tránsito a los referentes morales, que en mi parecer, son respetables, independientemente de las inclinaciones sexuales y gustos personales de cada quien, pero qué como indiqué al inicio de éste artículo, con la preocupación resultante de observar las diferentes denominaciones que concurren en la actualidad a las diversas orientaciones sexuales, que en el presente caso, me permito dejar de lado, para centrarme en la deformación de la actual masculinidad tradicional, que tiende a sucumbir ante los nuevos conceptos generalizados de inclusión, que se enmarcan para el suscrito, en la mal llamada masculinidad diversa, que conlleva a la degradación de los arraigados conceptos de antaño, en que el ser hombre, significaba ser una persona respetuosa con las mujeres, quienes a su vez, también han perdido su naturaleza delicadamente femenina, transformadas por las liberalidades y estilos andróginos de hoy.

*Rafael Robles Solano. Secretario Ejecutivo LIDERESOCIAL. lideresocial@hotmail.com

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